Clara Sánchez
La primera salida que hago a la calle por las mañanas es al kiosco de la esquina para comprar la prensa. También un décimo de lotería, un billete de metrobús y a ponerme al corriente de cómo andan los ánimos en la calle, porque algunos parroquianos al coger el periódico del montón correspondiente aprovechan para soltar algunas perlas sobre los periódicos de la competencia, sobre la situación política o sobre la vida en general. El caso es que necesitamos hablar, siempre hablar, y a veces escuchar. Por lo visto existe un estudio que sostiene que las palabras ejercen un efecto en el cerebro como los fármacos en algunas dolencias psíquicas. Pero, claro, si tienen influencia favorable, también puede ser muy dañina. La palabra nunca es inocente. Ya se dice en la Biblia "Al principio era el Verbo", por algo será.