Javier Rioyo
Los Cuadernos de Paul Valéry publicados en una selección a cargo de Sánchez Robayna, que también es traductor en compañía de otros, es una noticia de primera magnitud intelectual. Es más importante que la última parte de Harry Potter, de verdad. No tendrá su repercusión mediática, ni sus lectores, pero para la lectura y el pensamiento es más importante. Uno de los poetas y pensadores más grandes, uno de los imprescindibles para la inmensa minoría. Y uno de sus libros fundamentales. El peculiar blog que durante 50 años fue escribiendo hasta el día de su muerte. Publicados muchos años después en Francia y nunca publicados en nuestro idioma. Cada día, a las horas del alba, el pensador se disponía a contar algo de sí mismo, de sus pensamientos sobre los otros, sobre el mundo de fuera y el de dentro. Como un diario intelectual, un camino por la inteligencia, un método para conocerse y ocultarse.
Llevo días abriendo al azar ese libro interminable. Me acompaña en mis momentos de mayor necesidad de soledad en compañía. Leer para conseguir luces sin huir de la oscuridad: "Si una obra es clara, y además es maravillosa, es oscura en la medida en que es maravillosa. Una cosa bella es siempre oscura.
Lo admirable es inexplicable como tal"
Como su obra es admirable, no pretenderé yo explicar a Valéry. Pero sí recomendar muy seriamente su lectura antes de tantas otras tan prescindibles. En el retrato diario de sus pensamientos está el retrato del hombre, de un hombre que son todos los hombres. No es poco poder leer el blog de varias décadas de sus pensamientos. Otra anotación, como señuelo, y hagan lo que quieran con sus lecturas:
"El retrato más profundo de un hombre sería la lista de sus gustos y hastíos;-los ídolos- las cosas que le son indiferentes, no estimulantes para él.
Y que precisara -los efectos de esos estímulos- por ejemplo: lo que es capaz de inventar por o contra sus estímulos"
Me voy, tengo cosas que hacer, es una pena tener tanto que hacer y tan poco tiempo para hacernos. Me gustaría ser como Valéry cuando dice: "Los demás hacen libros. Yo hago mi mente".
No es fácil eso que yo también creo que "tengo la mente unitaria, en mil pedazos".