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Ficha técnica

Título: Vaya Valla | Autor: Alfonso González Quesada | Textos: Alfons González, Marta Nin | Fotografías: Alfons González, Àngels Jiménez, Pablo González | Arte y Diseño Gráfico: Estudi Duró | Restauración Digital: Martín Franchi, Mariana Poggio | Traducción catalán: Judit Mulet | Traducción inglés: Anna Wintle |  Editorial: Casa Amèrica Catalunya  | Género: Ensayo | ISBN: 978-84-85736-46-1

Vaya Valla

Ángel González

CASA AMÈRICA CATALUNYA

En la Cuba de hoy, publicidad y propaganda todavía son un mismo concepto. En las calles no existe publicidad de consumo, las «piezas capitalistas» no encuentran ningún tipo de soporte desde el que darse a conocer al ciudadano. En unos tiempos en los que el lenguaje publicitario ha invadido la mayor parte de los ámbitos comunicativos, sorprende una carencia tal en todo un país. Pero sí existe publicidad en Cuba. La Revolución Cubana lleva en campaña política desde 1959. Calles y carreteras lucen consignas políticas desde vallas de todo tipo y tamaño, ocupando el espacio público que en la mayoría de sociedades ocupa la publicidad.

Vaya valla! propone una mirada imposible de realizar en el terreno, pues tanto en la exposición como en este libro que la acompaña, será posible observar conjuntamente vallas que en la isla caribeña conviven a muchos kilómetros de distancia; es una relectura temática que nos va a permitir, a su vez, una visión cenital sobre la gráfica revolucionaria cubana, su evolución, sus constantes sus logros y también sus carencias. Será la primera vez que se pueda tener esta imagen de contexto conceptual.

Vaya valla! pretende una mirada transversal en la cual, tiempos, textos, consignas, diseños y protagonistas nos hablan desde una perspectiva histórica cincuentenaria. Una particular lección de historia que recorre a través de la gráfica revolucionaria cubana los puntos más destacados de la misma. Evidentemente, no están todas las vallas que son. Ni son todas las que están. Pero las aquí destacadas, son una magnífica representación del carácter diario y cotidiano con el que desde sus inicios el régimen castrista ha querido impregnar la Revolución Cubana. Antoni Traveria Celda. Director general Casa Amèrica Catalunya 

 

INTRODUCIÓN  

El primero de enero de 2009 se cumplió medio siglo del triunfo de la Revolución Cubana. Un aniversario así brindaba la oportunidad de ofrecer una lectura distinta de la reciente historia de la isla. Y la propaganda política del régimen parecía un buen recurso para hacerlo.

   El cartel cubano es una de las manifestaciones comunicativas y artísticas más originales de la Revolución. Existen estudios muy completos sobre el tema. El mejor quizá sea el libro todavía inédito en España de Jorge Bermúdez, La imagen constante. También El cartel de la Tricontinental de Richard Frick y Ulises Estrada es otro trabajo destacado que recoge los carteles editados por OSPAAL (Organización de Solidaridad con los pueblos de África, Asia y Latinoamérica). Más lejano en el tiempo, pero no menos significativa, es la recopilación de carteles que hizo Susan Sontag en Art of the Revolution. Pero hasta la fecha, apenas se había dedicado atención a la valla política.

   Cuba sorprende por muchas razones. Y una de ellas es la ausencia de publicidad comercial. En 1961, el gobierno la suprimió de los medios de comunicación. Luego, la erradicó definitivamente del paisaje urbano mediante la nacionalización de todos los comercios y servicios privados. Eso sucedió durante la «gran ofensiva revolucionaria» de 1968. El lugar de la publicidad comercial lo pasaron a ocupar carteles y vallas con mensajes políticos, sociales, educativos y culturales. Hoy el cartel prácticamente ha desaparecido de Cuba; en cambio, sus vallas perviven. Para el visitante pueden parecer una anomalía más de la conjunción de socialismo e insularidad. Pero sería injusto percibir así un fenómeno comunicativo que se desarrolló a la par que el cartel y que es indesligable de la evolución del diseño gráfico en la isla.

   Antes de la Revolución, las agencias norteamericanas habían experimentado en Cuba sus estrategias publicitarias con el lanzamiento de productos y mensajes hacia el mercado latinoamericano. De esta manera, el diseño gráfico cubano alcanzó un enorme desarrollo en los años previos al triunfo de 1959. A partir de esa fecha, la experiencia adquirida y el talento de los creadores se pusieron al servicio de los objetivos políticos del nuevo régimen. Los contenidos que la propaganda debía comunicar exigieron desarrollar un discurso gráfico y visual distinto al de la publicidad comercial. Gran parte de los autores que destacaron en el cartel de la Revolución colaboraron en el diseño de vallas urbanas. Por eso un buen número de obras vieron la luz en ambos soportes a lo largo de estos cincuenta años.

[ADELANTO DEL LIBRO EN PDF]

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Ángel González

Poeta y profesor de literatura, pertenece al grupo conocido como Generación del 50. Dueño de una poesía humanamente comprometida, teñida de fina ironía y humor. Nació en Oviedo (1925) y su infancia estuvo marcada por la sombra de la guerra civil y por la muerte prematura de su padre cuando él apenas contaba dos años. Precisamente será en la biblioteca que su padre dejara como un tesoro familiar donde hace sus primeras lecturas, aunque es en un pueblo de la montaña leonesa, donde, convaleciente de una profunda afección pulmonar, siente la llamada de la poesía y escribe sus primeros versos. La experiencia de la guerra aparecerá en su primer libro, Aspero mundo (1956). En él se ordenan una serie de vivencias originadas por el trauma de la guerra civil española reflejadas en la contraposición de dos mundos irreconciliables: el de la infancia, sensación casi nube y la cruel realidad, de duros y agrios perfiles. A partir de entonces, su posición ante el mundo se torna más clara y militante. Al escribir en 1961 Sin esperanza, con convencimiento, incluye ya un análisis social de las causas de la derrota y pasa a ser clasificado claramente en el grupo de los poetas sociales. Ángel González abandona más adelante esta actitud para dedicarse a una poesía en la que testimonia su propia experiencia de la realidad y donde hay una preocupación por la palabra en sí misma, por la expresión justa, precisa, casi imprescindible. El paso del tiempo, la temática amorosa y cívica, son tres obsesiones que se repiten a lo largo y ancho de sus poemas. Su tercer libro, Grado elemental (1962), fue galardonado en Colliure con el Premio Antonio Machado, poeta al que Ángel González admira profundamente. Palabra sobre palabra (1965), Tratado de urbanismo (1967), Breves acotaciones para una biografía (1971), Procedimientos narrativos (1972), Muestra de algunos procedimientos narrativos y de las actitudes sentimentales que habitualmente comportan (1976) y Prosemas o menos (1984) son otros de sus libros. Su obra completa, en la que incluye poemas inéditos, ha sido publicada en tres ocasiones, la última de ellas en 1986, y siempre con el título de Palabra sobre palabra. Es asimismo autor de diversos estudios poéticos sobre Juan Ramón Jiménez (1973), el Grupo poético de 1927 (1976), Gabriel Celaya (1977) y Antonio Machado (1979). Ángel González es maestro nacional, licenciado en Derecho por la Universidad de Oviedo y periodista por la Escuela Oficial de Periodismo de Madrid. Trabajó también en el Ministerio de Obras Públicas, de donde es funcionario en excedencia. Dictó clases de Literatura Española Contemporánea en la Universidad de Alburquerque (Estados Unidos), habiendo sido profesor visitante en las de Nuevo México, Utah, Maryland y Texas. Murió en Madrid el 12 de enero de 2008. [Ángel González, por Clara Sánchez] [Informaciones en El País sobre Ángel González]

Obras asociadas
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