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Ficha técnica

Título: Un espía entre amigos. La gran traición de Kim Philby | Autor: Ben Macintyre | Colección: Tiempo de Historia | Traducción: David Paradela López | Editorial: Crítica | Páginas: 480  | Formato: 15,5 x 23 cm. | Presentación: Tapa dura con sobrecubierta | ISBN: 978-84-9892-816-7 | Precio: 22,90 euros  | Ebook: 12,99 euros

Un espía entre amigos

CRÍTICA

Kim Philby fue el más grande espía en la historia, un hombre brillante y encantador que encabezó la contrainteligencia británica contrala , Unión Soviétic durante el apogeo de la Guerra Fría a la vez que trabajaba en secreto para el enemigo.

Nadie creía conocer mejor a Philby que Nicholas Elliott, su mejor amigo y compañero oficial del MI6. Los dos hombres habían ido a las mismas escuelas, pertenecían a los mismos clubes exclusivos, desarrollaron sus carreras en las labores de inteligencia en tiempo de guerra y largas noches de bebida y juerga. Parecía una locura pensar que Philby podría ser un espía comunista empeñado en subvertir los valores occidentales y el poder del mundo libre.

Pero Philby estaba, secretamente, traicionando a su amigo. Cada palabra de Elliott fue transmitida a Moscú. También en América, Philby había hecho otro poderoso amigo: James Jesus Angleton, el astuto jefe dela CIA. Las revelaciones de Angleton y Elliott ayudaron a Philby a hundir casi cada operación importante del espionaje anglo-estadounidenses durante veinte años, provocando la pérdida de un sinnúmero de operativos. Incluso cuando la red de la sospecha lo fue cercando, y Philby concibió mayores mentiras para proteger su fachada, sus dos amigos nunca lo abandonaron, hasta que fue demasiado tarde. La impresionante verdad de su traición tendría consecuencias devastadoras sobre los dos hombres que pensaban que mejor lo conocían, y en los servicios de inteligencia quedaron totalmente paralizados.

Contada con un suspense palpitante y una aguda penetración psicológica, y basándose en documentos personales y archivos de inteligencia británicos nunca antes vistos, Un espía entre amigos es el mejor libro de Ben Macintyre y, a la vez, un punto culminante en la historia de la Guerra Fría.

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Aprendiz de espía

Nicholas Elliott se encontraba en el hipódromo de Ascot, viendo cómo Quashed, el favorito, ganaba fácilmente por 7-2, y al instante siguiente, para su sorpresa, se había convertido en espía. Era el 15 de junio de 1939, tres meses antes del estallido del conflicto más mortífero de la historia. Tenía veintidós años.

Ocurrió con una copa de champán. El padre de John Nicholas Rede Elliott, sir Claude Aurelius Elliott, oficial de la Orden del Imperio Británico, era el director de Eton, la escuela más prestigiosa de Inglaterra, un célebre alpinista y una de las piedras angulares de la clase dirigente británica. Sir Claude conocía a todo el que era alguien y a nadie que no fuera alguien, y entre los muchos hombres importantes a los que conocía se encontraba sir Robert Vansittart, el principal asesor diplomático del Gobierno de Su Majestad, que mantenía vínculos estrechos con el Servicio Secreto de Inteligencia (SIS), más conocido como MI6, la organización encargada de las labores de inteligencia en el extranjero.

Nicholas Elliott había concertado una cita con «Van» en Ascot y, entre copas, mencionó que le gustaría unirse al servicio de inteligencia. Sir Robert Vansittart sonrió y contestó: «Me alivia que me haya pedido algo tan sencillo».

«Y eso fue todo», escribió Elliott muchos años después.

En cuestiones laborales, el amiguismo siempre funcionaba a la perfección.

A primera vista, Nicholas Elliott no tenía madera de espía. Su expediente académico era mediocre. Sabía poco sobre las complejidades de la política internacional, y menos aún sobre la habilidosa y peligrosa partida que jugaba el MI6 durante el período previo a la guerra. De hecho, no sabía absolutamente nada de espionaje, pero le parecía un oficio emocionante, importante y exclusivo. Elliott tenía esa seguridad que sólo tienen los jóvenes refinados y acomodados de Eton, acababa de graduarse en Cambridge y gozaba de las conexiones sociales adecuadas. Había nacido para mandar (aunque él nunca lo habría expresado con tan poco tacto), y el club más selecto de Gran Bretaña parecía un buen lugar para empezar.

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