
Ficha técnica
Título: Tu amor es infinito | Autor: María Peura | Traducción: Luisa Gutiérrez Ruiz | Editorial: Sexto Piso| Colección: Narrativa Sexto Piso | Año de publicación: mayo 2016 | ISBN: 978-84-16677-04-7 | Formato: 15 x 23 | Finalista del PREMIO FINLANDIA
Tu amor es infinito
Maria Peura
Saraa, una niña de siete años, va a pasar el verano a casa de sus abuelos, ya que sus padres, sumidos en una separación tempestuosa, no son capaces de ocuparse de ella. Lejos de un hogar en llamas, y en un ambiente en apariencia idílico, comienza un auténtico infierno para ella. La niña tendrá que librar una dura batalla interior para conciliar el dolor y el sufrimiento que le infligen las personas de su entorno más cercano con el afecto que siente por ellas, convencida de que son las únicas que realmente la quieren. Para evadirse del dolor y la culpa que la atenazan, Saraa escapa a un mundo de fantasía y juegos en el que la naturaleza tiene un papel fundamental.
A pesar de tocar temas tan crudos y oscuros, Tu amor es infinito está escrita con gran lirismo, y una sensibilidad y una sutileza sorprendentes.
Con esta inolvidable novela de debut, un auténtico fenómeno en su país, Maria Peura quedó finalista del prestigioso Premio Finlandia de Literatura en 2001. En palabras del propio jurado: «La impresionante paradoja de la obra de Peura es que la novela está llena de bondad y belleza, a pesar de tratar sobre la maldad y la fealdad».
«… una historia refinada y muy bien escrita […] finalista del Premio Finlandia de Literatura en 2001». Kristina Carlson, Books From Finland
«Un sensual retrato de la fragilidad de la mente… Peura alcanza su máximo esplendor cuando indaga en el mundo interior de una niña». Savon Sanomat
PÁGINAS DEL LIBRO
Dibujo un círculo en la arena, entro y me pongo de pie en el centro. Hay una línea que al abuelito no le está permitido cruzar. Ahora vamos a jugar según mis reglas. El abuelito no tiene permiso para entrar en el círculo, en mi círculo. Dentro sólo puedo estar yo.
Lo que al abuelito le gusta más en el mundo soy yo. Si me porto bien con el abuelito, nunca me abandonará. Me hace buena, la niña del abuelito, y yo prometo obedecerlo siempre. Pero cuando estoy dentro del círculo, el abuelito no tiene permiso para entrar en él.
El abuelito conoce las reglas, pero ahora no se acuerda de obedecerlas. Cruza la línea, entra en mi círculo. Grito que no tiene permiso para entrar, pero no me hace caso, no no, y entra de todos modos, camina sobre mí con las botas puestas, pisotea los girasoles amarillos hasta matarlos. Tras el abuelito sólo queda negrura. Sólo negrura.
La tierra bajo el abuelito llora. La punta de sus botas cava en ella heridas profundas. El manto de arena de la tierra está hecho jirones, el círculo profundamente raspado en su piel. El abrigo del abuelito gotea sangre.
Él da patadas y se ríe, cruza la línea muchas veces, cava con la punta de las botas, es malo, es malo demasiado tiempo. Menos no le basta. No se marcha. Nunca se marcha.
Se lo voy a decir a mamá y a papá. Seguro seguro que se lo digo… En cuanto me lleven de vuelta a casa, les contaré lo del abuelito y lo de la punta de las botas, y el abuelito tendrá que avergonzarse y pedir perdón y… no no no… El abuelito es mayor. A las personas mayores hay que perdonarlas. Y si falto al abuelito, me volveré una mala persona. Soy mala mala mala, pero a las personas mayores hay que mostrarles respeto.