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Ficha técnica

Título: Teoría de la acción comunicativa. Tomo I. Racionalidad de la acción y racionalización social. Tomo II. Crítica de la razón funcionalista. | Autor: Jürgen Habermas | Editorial: Trotta |   Colección: Estructuras y Procesos. Filosofía | Género: Ensayo | ISBN: 978-84-9879-072-6 | Páginas: 992 | Formato:  14,5 x 23 cm. | Encuadernación: Tapa dura | PVP: 59,00 € | 1ª Edición: 2010

Teoría de la acción comunicativa

Jürgen Habermas

TROTTA EDITORIAL

Esta imponente obra, referente imprescindible para la filosofía y las ciencias sociales contemporáneas, desarrolla un concepto de razón comunicativa en forma de una compleja reflexión acerca de la dialéctica inherente a una modernidad racionalizada que puede muy bien convertirse en un abismo para sí misma. En palabras de su autor, «la teoría de la acción comunicativa permite una categorización de la trama de la vida social con la que se puede dar razón de las paradojas de la modernidad». «Apropiación sistemática de la historia de la teoría sociológica», este libro constituye uno de los mejores análisis de la Europa de posguerra y de su orden político, económico, social y cultural. Cuando algunos de los supuestos de ese orden empiezan a convertirse en pasado, da las claves de él y permite examinar a fondo, mirándolas al trasluz, las principales cuestiones del presente.  

 

CONSIDERACIONES FINALES: DE PARSONS A MARX A TRAVÉS DE WEBER  

       El propósito de la presente investigación ha sido por mi parte introducir una teoría de la acción comunicativa que dé razón de los fundamentos normativos de una teoría crítica de la sociedad. La teoría de la acción comunicativa representa una alternativa a la filosofía de la historia; ésta se ha vuelto insostenible, y, sin embargo, a ella permaneció ligada todavía la vieja Teoría Crítica. La teoría de la acción comunicativa constituye un marco dentro del cual puede retomarse aquel proyecto de estudios interdisciplinares sobre la pauta selectiva de racionalización que representa la modernización capitalista. Las referencias ilustrativas que acabo de hacer a los temas recogidos de (a) a (d) tenían por objeto hacer plausible esta pretensión. Pero los otros dos temas, los mencionados en (e) y (f) nos recuerdan que con la investigación de lo que Marx llamó «abstracciones reales» sólo quedan cubiertas las tareas sociológicas de una teoría de la modernidad, pero no sus tareas filosóficas.

       La teoría de la sociedad ya no necesita asegurarse de los contenidos normativos de la cultura burguesa, del arte y del pensamiento filosófico por vía indirecta, es decir, por vía de una crítica ideológica; con el concepto de razón comunicativa, de una razón inmanente al uso del lenguaje cuando este uso se orienta al entendimiento, vuelve a considerar a la filosofía capaz de cumplir tareas sistemáticas y a exigirle ese cumplimiento. Las ciencias sociales pueden entablar relaciones de cooperación con una filosofía que asume la tarea de realizar el trabajo preliminar para una teoría de la racionalidad.

       Ahora bien, con la cultura moderna en su conjunto sucede lo mismo que con la Física de Newton y de sus sucesores; lo mismo que la ciencia, tampoco la cultura necesita de una fundamentación filosófica. Como hemos visto, en la modernidad la cultura ha extraído de sí misma aquellas estructuras de racionalidad con las que Max Weber se encuentra, y que él describe como esferas culturales de valor. Con la ciencia moderna, con el derecho positivo y con las éticas profanas regidas por principios, con el arte autónomo y la institucionalización de la crítica de arte, cristalizaron, sin que la filosofía interviniera en ello, tres momentos de la razón. Los hijos e hijas de la modernidad tampoco necesitan pasar por la Crítica de la razón pura ni por la Crítica de la razón práctica para aprender a dividir la tradición cultural, de acuerdo con estos tres aspectos de racionalidad, en cuestiones de verdad, en cuestiones de justicia o en cuestiones de gusto, y a proseguirla en esa dirección. Las ciencias se desprenden poco a poco de los residuos de imágenes del mundo y renuncian a una interpretación de la naturaleza y de la historia en su conjunto. Las éticas cognitivistas hacen abstracción de los problemas de la vida buena y se concentran en los aspectos estrictamente deónticos, susceptibles de universalización, de modo que de «el bien» sólo quedan las cuestiones relativas a la justicia. Y un arte que se ha vuelto autónomo se afana por conseguir acuñaciones cada vez más puras de la experiencia estética fundamental que hace en el trato consigo misma una subjetividad desconcentrada moviéndose a la deriva respecto de las estructuras espaciales y temporales de lo cotidiano; la subjetividad se libera aquí de las convenciones de la percepción cotidiana y de la actividad teleológica, de los imperativos del trabajo y de lo útil.

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Jürgen Habermas

Jürgen Habermas nacido en 1929  es considerado el representante más sobresaliente de la segunda generación de filósofos de la Escuela de Fráncfort. Profesor en las universidades de Fráncfort, Princeton y Berkeley, fue director del Instituto Max Planck de Starnberg. Ha sido distinguido con el premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales. En Editorial Trotta han sido publicadas sus obras: Fragmentos filosófico-teológicos. De la impresión sensible a la expresión simbólica (1999), Aclaraciones a la ética del discurso (2000), Israel o Atenas. Ensayos sobre religión, teología y racionalidad (2001), Tiempo de transiciones (2004), Verdad y justificación (22007), Más allá del Estado nacional (42008), Facticidad y validez. Sobre el derecho y el Estado democrático de derecho en términos de teoría del discurso (52008), Conciencia moral y acción comunicativa (2008), El Occidente escindido. Pequeños escritos políticos X (22009), ¡Ay, Europa! Pequeños escritos políticos XI (2009) y, con Hilary Putnam Normas y valores (2008).

Obras asociadas
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