Ficha técnica
Título: Quebrantología | Autor: José Ramón San Juan | Prólogo: Luis Alberto Salcines | Editorial: El Desvelo | Páginas: 144 | Formato: 21 x 13,5 | Encuadernación: Rústica con hilo y solapas | ISBN: 978-84-943987-0-4 | Precio: 16 euros
Quebrantología
José Ramón San Juan
Esto no es una antología y al mismo tiempo lo es, pero quebrada (de ahí su título), rota a causa de una accidente del que el autor detalla los pormenores en su introducción, a la que remitimos. Más de dos tercios de este libro contienen poemas de las dos obras escritas en los últimos seis años, Vértigo y llama y La ardiente paciencia, mientras el tercio restante recoge los restos supervivientes al accidente mencionado. La vida -sobre todo como conflicto con la realidad-, el amor y la muerte son abordados en estos versos, que evitan toda forma de evasión de lo real y todo manierismo en busca de la palabra justa, y tratan de adoptar en cada caso la forma más eficaz para expresar emociones y convicciones, experiencias y esquivas esperanzas.
Prólogo
Es un lugar común considerar a la poesía como un género literario más relacionado con la juventud creadora que la narrativa o el teatro, por más que con los años la madurez de los autores pueda facilitar obras más sólidas, redondas. José Ramón San Juan publica su primer poemario con más de sesenta y cinco años. Quien no le conociese y leyera la fecha de su nacimiento en la solapa del libro podría pensar que se trata de un poeta tardío y secreto. Alguien quien llegado a la edad de la jubilación ocupa su tiempo de ocio recuperado escribiendo poemas. Nadie más equivocado que quien así piense.
Moncho, como le conocemos sus amigos desde hace muchos años -desde principios de los setenta en mi caso-, tiene una intensa relación con la literatura iniciada desde el momento en el que decidió que quería dedicarse profesionalmente al periodismo, probablemente influido sin ser muy consciente de ello, por su padre, Ramón San Juan, director de El Diario Montañés varios años, periódico en el que luego trabajaría, tras colaborar en Informaciones y Blanco y Negro.
Su actividad periodística estuvo siempre muy vinculada a la cultura. En el mencionado diario creó un suplemento cultural a mediados de los setenta, probablemente contra viento y marea, tratando de convencer a los editores del interés que tenían aquellas dos páginas en unos tiempos convulsos de cambios culturales e ideológicos, y que supuso un escaparate para la cultura que se vivió en España en los años de la Transición Democrática. Cine, música, arte, novela, poesía, teatro; nuevas expresiones y lenguajes creativos tuvieron su ventana en las páginas del David, título del suplemento, que aparecía los sábados. Y siempre atendiendo a los creadores emergentes de Cantabria, quienes publicaron en él sus primeros artículos, poemas o ensayos. Nombres hoy con una importante trayectoria cultural en nuestra comunidad.
Sus comienzos como creador surgen en el ámbito de la música pop en los años sesenta, en la adolescencia, formando parte de dos grupos. Pero es durante los años de estudios de periodismo en Madrid cuando descubre la canción de autor con una serie de nombres verdaderos referentes en aquellos años: Raimon y Serrat entre los españoles, Bob Dylan, Joan Baez y Pete Seeger, entre los folk norteamericanos, el argentino AtahualpaYupanqui y, sobre todo, la canción francesa representada por Jacques Brel. Sus composiciones musicales estarían muy influidas por estos cantantes.