
Ficha técnica
Título: Que levante mi mano quien crea en la telequinesis | Autor: Kurt Vonnegut | Editorial: Malpaso | ISBN: 978-84-15996-55-2 | Páginas: 128 | Formato: 14 x 21 | Encuadernación: Tapa dura | Precio: 17,50 euros
Que levante mi mano quien crea en la telequinesis
Kurt Vonnegut
Kurt Vonnegut vuelve a la carga desde el otro mundo y podemos decir que el indomable finado sigue gozando de una magnífica salud. Tan buena, de hecho, que la victoria de la risa y la razón crítica (dos elementos inseparables de la filosofía vonegutiana) está garantizada en la batalla póstuma que ahora publicamos: una risueña e improvisada crítica de la razón impura.
El presente volumen consta de nueve discursos inéditos, siete de ellos dirigidos a estudiantes universitarios en días de dichosa graduación. Es éste un género muy peculiar de la oratoria norteamericana que ha dado lugar a piezas memorables adornadas con nobles sentimientos, recuerdos edificantes y sabios consejos o melifluos elixires emitidos desde sus cátedras (celestes) por autoridades de intachable prestigio moral o intelectual. El autor de Matadero Cinco también gozabade una excelente reputación, pero él mismo se encargaba de sabotearla a las primeras de cambio para ejercer un magisterio terrestre, coloquial, benévolo y satírico (cuando llegaba la hora de los dardos).
Los parlamentos aquí reunidos y la guinda que los corona son Vonnegut en estado puro: la quintaesencia de su tono, la campante sublimación de sus estacazos, la pólvora de su estilo y el filo de un estilete rematado por la punta con un florilegio de agudezas que servirá de postre para la meditación cogitabunda. O sea: Kurt al cuadrado y, en ocasiones, al cubo.
1. Cómo ganar dinero y hallar el amor
Freedonia College, Freedonia
(Nueva York), 20 de mayo de 1978
Juzgando que esa información es insuficiente, Vonnegut explica por qué nos reímos con los chistes, por qué nos sentimos tan solos y por qué el año tiene seis estaciones en vez de cuatro.
La portavoz de la clase acaba de decir que está hasta las narices de oír esto: «Me alegro de no ser joven en esta época». Lo único que puedo añadir al respecto es que me alegro de no ser joven en esta época.
El decano de la facultad quería evitar todo elemento negativo al despedirse de vosotros, así que me ha pedido que os comunique lo siguiente: «Quienes aún tengan pendiente de pago la factura del aparcamiento deberán abonarla antes de abandonar el recinto si no quieren arriesgarse a que sus notas sean víctimas de extraños fenómenos».
Cuando era muchacho en Indianápolis había un humorista llamado Kin Hubbard. Cada día escribía unas líneas para el Indianapolis News. Indianápolis necesita todos los humoristas disponibles. Muy a menudo, Hubbard resultaba tan ingenioso como Oscar Wilde. Decía, por ejemplo, que la Ley Seca era mejor que la carencia absoluta de alcohol. También que cualquier cosa parecida a la cerveza sin ser cerveza merecía ser tomada en consideración.
Supongo que las cosas de verdad importantes ya os las han enseñado aquí a lo largo de los últimos cuatro años y que no necesitáis grandes enseñanzas de mí, hecho que me alegra. En esencia, lo único que debo agregar es: se acabó, la infancia ha terminado definitivamente. «De verdad lo siento», como solía decirse durante la guerra de Vietnam.