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Los pocos elegidos

Maristella Botticini

ANTONI BOSCH

En el año 70 d. C., los judíos eran en su mayor parte campesinos analfabetos que habitaban en la tierra de Israel y Mesopotamia. En 1492 se habían convertido en una pequeña comunidad instruida y desperdigada por una miríada de centros urbanos, desde Sevilla a Mangalore, que se dedicaba a oficios artesanales, al comercio, al préstamo de dinero y a la medicina. ¿Cuál fue la causa de esta transformación radical? Este libro ofrece una nueva respuesta a esta pregunta, analizando bajo un prisma económico los hechos fundamentales que jalonan quince siglos formativos de historia del pueblo judío.

Maristella Botticini y Zvi Eckstein demuestran que, contrariamente a lo que afirman las explicaciones formuladas hasta la fecha, esta transformación no fue consecuencia de las persecuciones ni de las restricciones legales, sino de los cambios que experimentó el propio judaísmo a partir de 70 d.C. Sobre todo, el surgimiento de una nueva norma que obligaba a todo varón judío a leer y estudiar la Torá y a mandar a sus hijos varones a la escuela. A lo largo de los seis siglos siguientes, aquellos judíos que encontraban demasiado rigurosas las normas de su religión se convirtieron a otras confesiones, lo que provocó una reducción de la comunidad judía mundial. Más adelante, cuando la urbanización y la expansión comercial de los recién fundados califatos musulmanes impulsaron la demanda de aquellas profesiones que dependían de una cierta formación intelectual, los judíos se encontraron con la inmensa ventaja de ser un pueblo instruido en un mundo donde el analfabetismo era prácticamente universal. De ahí en adelante, casi todos los judíos se especializarían en oficios artesanales y actividades comerciales, y muchos de ellos empezarían a emigrar en pos de oportunidades empresariales, creando con ello una diáspora verdaderamente mundial.

Este libro ofrece una explicación novedosa y exhaustiva de una de las transformaciones más radicales de la historia del pueblo judío, al tiempo que aporta nuevas perspectivas al creciente debate sobre el impacto social y económico de la religión.

Introducción

Este libro es un viaje al pasado en busca de la respuesta a la pregunta de por qué los judíos se convirtieron en el pueblo que hoy son. El viaje comienza en Jerusalén (Judea) y en Séforis y Tiberíades (Galilea) durante los siglos i y ii; nos lleva a Babilonia, en Mesopotamia, en los siglos v y vi; a Bagdad, a El Cairo, a Córdoba y a Palermo, los nuevos centros urbanos de Oriente Próximo y el Mediterráneo, en los siglos ix y x; a Tudela, en España, y a Mangalore, en la India, a finales del si-glo xii; y vuelve a llevarnos a Bagdad en la década de 1250, antes de finalizar en Sevilla, en el año 1492.

Con esta travesía de mil quinientos años de historia judía pretendemos dar respuesta a una serie de preguntas. ¿Por qué existen tan pocos agricultores judíos? ¿Por qué los judíos constituyen una comunidad urbana de comerciantes, empresarios, banqueros, financieros, juristas, médicos y estudiosos? ¿Cuándo y por qué se convirtió esta estructura ocupacional y residencial en el rasgo distintivo de los judíos? ¿Por qué la población judía se redujo de entre 5 y 5,5 millones de individuos en la época de Jesucristo a entre 1 y 1,2 millones en la época de Mahoma? ¿Por qué el número de judíos alcanzó el nivel más bajo (menos de un millón) en vísperas de la expulsión en masa de la Península Ibérica en 1492-1497? ¿Por qué la diáspora del pueblo judío es una de las más dispersas de la historia universal, motivo por el cual los judíos han vivido durante milenios en condiciones de minoría en las ciudades y centros urbanos de todo el mundo? ¿Cuándo, cómo y por qué se convirtieron los judíos en una minoría elegida?1

La mayoría de la gente cree saber la respuesta a estas preguntas. Si se le pide a un judío israelí que explique estos fenómenos, lo más probable es que responda: «No somos labriegos porque nuestros antepasados, en la Edad Media, tenían prohibido poseer tierra. Hemos vivido en la diáspora durante casi dos mil años, tras la destrucción del segundo templo de Jerusalén2. Nos oprimieron y expulsaron de nuestro país y de muchos otros. Nos vimos reducidos numéricamente a lo largo de los siglos porque nuestros antepasados sufrieron repetidas masacres».

Un europeo señalaría que, en la Europa medieval, los cristianos tenían prohibido prestar dinero a interés y los judíos, formar parte de los gremios de artesanos y comerciantes. Con el tiempo estas restricciones provocaron que los judíos se convirtiesen en una comunidad de prestamistas, banqueros y financieros. El europeo, al igual que el israelí, sostendría que fueron las persecuciones, las expulsiones y las masacres las que causaron la dispersión y la disminución de la población judía.

Un economista argüiría, en cambio, que las repetidas persecuciones que sufrieron los judíos, al igual que las de otras minorías religiosas y étnicas, redujeron el incentivo a invertir en capital fijo (por ejemplo, en tierras). En consecuencia, los judíos, dado que concedían un gran valor a la posibilidad de desplazarse de un lugar a otro, prefirieron invertir en capital humano, algo fácil de transportar y que no corre el riesgo de expropiación. La transición de los judíos a ocupaciones urbanas y especializadas fue el resultado de esta secuencia de hechos, determinada por su condición de minoría religiosa oprimida.

Las respuestas de estos tres grupos de personas son notablemente parecidas y concuerdan con la mayoría de explicaciones académicas. Ahora bien, ¿son correctas?

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1 Algunas de estas preguntas han llamado la atención de científicos sociales

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Maristella Botticini

Maristella Botticini es Catedrática de economía de la Universidad Bocconi de Milán

Obras asociadas
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