
Los papeles de Mudfog
Charles Dickens
La Sociedad Mudfog para el Avance de Todo es una parodia de la Sociedad Británica para el Avance de la Ciencia, fundada en 1831, y de otras sociedades científicas de la era victoriana. Dickens se muestra en el relato de sus «actividades» tan irónico y crítico como siempre, pero más bromista que nunca. La comicidad y la burla alcanzan en ocasiones el absurdo y el esperpento, y la hilaridad que provocan sus historias y sus personajes lleva al lector a perder de vista por momentos el satírico reflejo de la realidad que subyace tras lo aquí narrado. Mientras nos hace reír con los locos eruditos de la Sociedad Mudfog y sus excéntricos inventos y teorías, nuestro autor denuncia algunos de los grandes males de la Europa de su tiempo y también… del nuestro.
Los resultados de la Revolución Industrial propiciaron una época de grandes transformaciones: el trabajo, la industria, los modos de producción, la tecnología y, por lo tanto, las formas de vida, la organización social y el pensamiento evolucionaron de forma incesante, pero no siempre para bien; en ocasiones, nos dice Dickens, sólo para perpetuar el anterior estado de las cosas.
Los textos recogidos en este volumen (también referidos a otros asuntos de interés, además de a la Sociedad de la peculiar y ficticia ciudad de Mudfog) fueron publicados originalmente en la revista Bentley’s Miscellany entre 1837 y 1839, período en el que el propio Dickens, que todavía firmaba con el seudónimo Boz, fue editor de la revista. No se recopilaron y publicaron como libro hasta 1880, diez años después de la muerte de su autor. La etapa en que éste escribió para Bentley’s Miscellany fue un período crucial en su vida personal y profesional, una etapa de transición, el momento en que dejó de ser un autor principiante y comenzó a disfrutar del reconocimiento y el éxito. La crítica y los demás escritores alabaron su talento, y las clases humildes encontraron en él la voz que hasta entonces no habían tenido.
LA VIDA PÚBLICA DEL SEÑOR TULRUMBLE, EN OTRO TIEMPO ALCALDE DE MUDFOG
Mudfog (1) es una ciudad agradable -una ciudad extraordinariamente agradable- situada en una encantadora hondonada junto a un río, río del cual Mudfog recibe un grato aroma a brea, alquitrán, carbón y maromas, una población itinerante con gorros impermeables, un flujo continuo de barqueros borrachos y muchas otras ventajas náuticas.
Hay mucha agua en Mudfog, pero no es exactamente la típica ciudad balneario. El agua es un elemento perverso en el mejor de los casos, y en Mudfog lo es especialmente. En invierno rezuma por las calles y corre por los campos. Más aún, se mete en los sótanos y las cocinas de las casas con una generosa abundancia de la que bien se podría prescindir. Pero en el caluroso verano se reseca y se pone verde y, aunque el verde es un color que está muy bien, sobre todo para la hierba, al agua no le favorece. Y no se puede negar que la belleza de Mudfog queda bastante dañada por esta insignificante circunstancia.
Mudfog es un lugar saludable -muy saludable-, húmedo quizás, pero no peor por ello. Es un error suponer que la humedad es malsana: las plantas crecen muy bien en lugares húmedos, ¿por qué no habría de ser igual para las personas? Los habitantes de Mudfog son unánimes al afirmar que no hay mejor raza de personas sobre la faz de la tierra. Ahí tenemos una refutación, irrebatible y veraz al mismo tiempo, del error común. Así que, admitiendo que Mudfog es húmeda, afirmamos categóricamente que es saludable.
La ciudad de Mudfog es extremadamente pintoresca. Limehouse y Ratcliff Highway se le parecen un poco, pero dan una idea muy vaga de Mudfog. En Mudfog hay muchas más tabernas -más que en Ratcliff y Limehouse juntas-. Los edificios públicos, además, son imponentes.
Consideramos el ayuntamiento uno de los mejores ejemplos que existen de arquitectura de establo: es una combinación de los estilos pocilga y granja, y la simplicidad de su diseño es de una belleza incomparable.
La idea de poner una ventana grande a un lado de la puerta y otra pequeña al otro es particularmente afortunada. También hay una exquisita belleza dórica en el cerrojo y en el limpiabarros, la cual reside estrictamente en que no desentonan en el efecto global.
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(1) El nombre de esta ciudad imaginaria está formado con las palabras mud, lodo, y fog, niebla. (Todas las notas son obra de la traductora.)