Skip to main content

Ficha técnica

Título: Los pájaros, el arte y la vida | Autora:  Kyo Maclear | Traducción: Carles Andreu Saburit | Editorial: Ariel | Formato: 14,5 x 23 cm. | Tinta: Integradas en b/n | Presentación: Tapa dura con sobrecubierta | Páginas: 272 | Fecha: abr-2017 | ISBN: 978-84-344-2566-8 | Precio: 18,90 euros | Ebook: 10,99 euros

Los pájaros, el arte y la vida

ARIEL

Un libro para todos aquellos que sienten que el tiempo, la creatividad y la grandeza de las pequeñas cosas se les escapan de las manos en un mundo acelerado. 

Un invierno, Kyo Maclear se sintió perdida. Poco antes, su padre había enfermado. Ya no era capaz de crear como escritora y su trabajo no le proporcionaba consuelo ni aportaba sentido a su vida. Pero entonces Kyo conoció a un músico apasionado por los pájaros que le demostró como, a través de la observación de las aves, podía conseguir que sus preocupaciones se desvanecieran. Kyo acompañó al músico durante un año en sus expediciones ornitológicas. Los sonidos de los pájaros en la ciudad les recordaban la necesidad de levantar los ojos y contemplar el mundo.

Una reflexión íntima y delicada acerca de la creatividad y la vida, que se lee como una guía práctica de todas las cosas pequeñas pero significativas.

 

Diciembre

AMOR

G A N S O S , C I S N E S , PATOS ,
un HALCÓN y  una PALOMA

Sobre cómo enamorarse
de los pájaros y descubrir
otras lecciones
importantes.

 

Y entonces llegaron los

pájaros que de pronto estaban por todas partes. Los oía en los árboles y ocultos bajo los aleros del tejado de nuestra casa: coros ociosos que charlaban y piaban, canciones bonitas y canciones feas, canciones para pasar el rato. Un halcón se posó encima de la pista de hielo una tarde en que fui a patinar con mis hijos. Vi una bandada de gansos migratorios a través de una claraboya, mientras nadaba de espalda en la piscina del YMCA: cruzaban el blanco uniforme del cielo como un cursor gigantesco.

Una tarde volví de visitar a mi padre en el hospital y me acurruqué en el sofá del estudio de mi marido, que es compositor. Toda yo olía a desinfectante de manos y al sudor que provoca aparentar despreocupación. El estudio era el lugar más relajante que conocía. Las paredes estaban cubiertas de tela azul y de unos paneles de espuma gris ondulada, diseñados para absorber el sonido y eliminar el eco. La tarima flotante reducía todavía más los ruidos de impacto. Me fundí con ese espacio, acogedor como un útero.

Mi marido puso una canción que había compuesto para una película, espectral y basada en una melodía de piano. Yo me había puesto su sombrero, que había cogido del perchero. Me envolví con un cárdigan de lana que había heredado de su abuelo y apoyé los pies en la mesita que había comprado en una tienda de segunda mano. Luego él puso los Swan Silvertones y me llenó el corazón con música góspel, palmadas y armonías perfectas. Vimos juntos un primer corte de la película para la que estaba componiendo la música. Era un documental titulado 15 razones para vivir, basado en un libro de un escritor canadiense. La cinta estaba dividida en quince historias que se correspondían vagamente con los capítulos del libro, y abordaba la cuestión de qué es lo que hace que la vida valga la pena.

[ADELANTO DEL LIBRO EN PDF]

Close Menu