
Ficha técnica
Título: Literatura que cuenta. Entrevistas con grandes cronistas de América Latina y España | Autor: Juan Cruz | Editorial: Adriana Hidalgo | PÁGINAS: 240 | ISBN: 978-987-3793-60-8 | Precio: 17,50 euros
Literatura que cuenta
Juan Cruz Ruiz
Aquí se reúne una serie de conversaciones, especialmente realizadas para este libro, entre Juan Cruz Ruiz y grandes cronistas y escritores de América Latina y España, quienes han colocado al género de la crónica entre lo mejor de la producción literaria hispanoamericana de los últimos años.
Lo que estos cronistas escriben es crónica pero también es literatura, porque miran la realidad desde distintos puntos de vista para ofrecer un relato que nunca será igual a otro, dado que trabajan con miradas y sugerencias. Su sustancia es narrativa. Y aunque no se trata de ficciones, los instrumentos utilizados son los de la ficción. Son periodistas literarios porque el tono de lo que escriben no responde necesariamente al que obliga a quienes redactan una noticia.
La noticia, en el caso de los periodistas literarios, es su propio texto. Cuanto mejor la escritura, mejor recibida será la falta de urgencia. Entrevistas con Héctor Abad Faciolince (Colombia), Martín Caparrós (Argentina), Jorge Fernández Díaz (Argentina), Leila Guerriero (Argentina), Josefina Licitra (Argentina), Juan José Millás (España), Alberto Salcedo Ramos (Colombia), Manuel Vicent (España), Juan Villoro (México) y Elena Poniatowska (México).
Envidia de escritura
Hay todo tipo de envidias y una de ellas es la envidia de escritura, que padecemos los que practicamos el periodismo con respecto a aquellos cuya manera de narrar sucesos o de retratar o de sugerir personalidades o, simplemente, de rematar una crónica nos parece sobresaliente y, justamente, envidiable.
Este no es sólo un prólogo sino una declaración de principios y también una justificación de la culpabilidad, pues soy culpable de ese defecto mayor entre los periodistas, la envidia de escritura.
¿Por qué considero envidiable esa escritura, qué la hace diferente? Sobre todo, ¿cómo se hizo, cómo se hace esa escritura para que resulte envidiable? ¿Cómo escriben esos periodistas, a los que llamamos cronistas, en qué se basa su manera de hacer? ¿De dónde vienen ellos mismos, cuál fue su educación como lectores, qué oyeron contar en sus primeros años conscientes, cómo aprendieron a contar historias? Y cuando cuentan, ¿qué consideran esencial, qué les sobra?
Yo padezco esa envidia de escritura, pues, y la vengo padeciendo desde que, de niño, quise ser periodista, y la padezco ahora, cuando sobre aquella edad han pasado ya más de cincuenta años, durante cuyo transcurso prácticamente no he hecho otra cosa que escribir en periódicos.
Esa clase de envidia, la envidia de escritura, es la que me movió a escribir este libro. Quería saber cómo escribían, en este tiempo, muchos de los envidiables cronistas que han hecho resurgir entre nosotros, en la lengua española, la esperanza en un periodismo más solvente y mejor escrito, digno de ser considerado, como repite Manuel Vicent, «la literatura del siglo XXI».