Ficha técnica
Título: Libro de ciencias | Edición coordinada por: Eduardo Vilas | Editorial: 451 Editores | Colección: 451.zip | Precio: 22,50 € /sin IVA: 21,64 € | Páginas: 264 | Género: Relatos | ISBN: 978-84-96822-58-0 Antología temática de relatos y pinturas
AUTORES DE TEXTO Léon Bloy · Lewis Carroll · Leopoldo Alas Clarín · Esteban Echeverría · Franz Kafka · Heinrich von Kleist · Jack London · H. P. Lovecraft · Leopoldo Lugones · Herman Melville · Edgar Allan Poe · Thomas De Quincey · Marcel Schwob · Emanuel Swedenborg · Jonathan Swift · Jules Verne
AUTORES DE LAS IMÁGENES Francis Bacon · Bernardo Bellotto · Camille Bombois · Edward Thompson Davis · Henry Fuseli · Vincent van Gogh · Alexander Ivanov · Wassily Kandinsky · Ernst Ludwig Kirchner · Isaac Ilych Levitan · Antonello da Messina · Francis Picabia · George John Pinwell · William Turner
Libro de ciencias
Edición coordinada por Eduardo Vilas
Una antología de ficciones sobre temas científicos.
Las ciencias y las letras parecen condenadas a hablar idiomas distintos, pero ambas descansan en la naturaleza metafórica del lenguaje. Pese a las dificultades de las jergas y a una educación que las separa de las humanidades, la física, la química o la biología no están tan lejos de las ficciones o de la poesía cuando intentan explicar los fenómenos naturales o nuestra propia naturaleza. En este fabuloso Libro de ciencias se nos enseña a unir lo que nunca debió escindirse a través de una apasionante selección de textos narrativos, ilustrada con pinturas en las que la ciencia es el tema principal.
Las ciencias dan sentido a la literatura y nos dan sentido.
MONSTRUOS DE CONTINUO
Eduardo Vilas
EN LA BIOGRAFÍA DEFINITIVA, ESCRITA por Abrahan Pais, sobre Niels Bohr, el único danés que hasta ahora ha ganado el premio Nobel de Física, no aparece esta anécdota. En uno de los exámenes de acceso a la Universidad de Física de Copenhague, a la pregunta «Describa cómo se puede determinar la altura de un rascacielos con un barómetro», Bohr contestó: «Se ata una larga cuerda al cuello del barómetro y se descuelga desde el tejado hasta el suelo. La suma de la longitud de la cuerda más la longitud del barómetro darán la altura del rascacielos».
El profesor, a quien no debía de gustarle nada la idea de que todo lenguaje es metafórico, suspendió a nuestro alumno, sin poder negar que la respuesta era correcta, pero aduciendo que nada tenía que ver con la física.
A fin de resolver el problema se decidió llamar al estudiante y concederle seis minutos para que diera una respuesta oral que satisficiese al profesor y que tuviera al menos cierta familiaridad con los principios básicos de la física.
Durante cinco minutos nuestro estudiante permaneció en silencio y solo al recordarle que le restaban sesenta segundos para aprobar el examen, se levantó como quien se despierta de una siestecita y, sin levantar apenas la voz, dijo: «Se puede llevar el barómetro hasta el tejado del rascacielos, dejarlo caer y medir el tiempo que tarda en llegar al suelo. La altura del edificio puede calcularse a partir de la fórmula h = 1/2gt2. Pero adiós barómetro».
Claro que si hiciera sol, se podría medir el barómetro, ponerlo vertical, medir la longitud de su sombra y medir también la longitud de la sombra del edificio. Después, con un simple ejercicio de aritmética podríamos calcular la altura del rascacielos.
Aunque, si lo que se me exige es que sea lo más científico posible, podría atar un corto cabo al barómetro y hacerlo oscilar, primero a ras del suelo, y después en el tejado. La altura se calcula por la fuerza gravitatoria restauradora T = 2 πl/gOE. ß
Igualmente científico y ortodoxo, de tener el rascacielos escalera de incendios exterior, sería subirla y marcar la altura del rascacielos en longitudes de barómetro y sumarlas después.
Más correcto y aburrido sería utilizar el barómetro para medir la presión del aire en el tejado, hacer lo mismo a ras de suelo y convertir la diferencia de milibares en metros, que sumarían la altura del rascacielos.