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La maldad

CÁTEDRA

Las crueldades padecidas por millones de seres humanos durante el siglo xx no dejan de impresionar a sucesivas generaciones: guerras civiles y mundiales, bombardeos que arrasan ciudades, sistemas políticos totalitarios, campos de exterminio, bombas atómicas, genocidios, matanzas tribales, atentados terroristas, torturas, persecuciones religiosas, etc. Los medios audiovisuales difunden noticias y reportajes sobre asesinatos, degollamientos, vilezas, aberra­ciones, atrocidades, violencia de género, que dejan a los espectadores aterrorizados, indignados, sin aliento, confusos. La contemplación de tanto dolor y sufrimiento, además de conmover, ha originado agudos interrogantes en torno al origen, causas y efectos del mal en la vida humana. Estamos ante uno de los problemas morales que, a pesar de los obstáculos, la filosofía ha de intentar esclarecer. La perspectiva ética y política predominante en esta obra, bajo el amplio título de «La maldad», busca clarificar lo que acontece en el interior del sujeto causante del mal, en la persona que realiza libremente actos crueles (de los que es responsable) con tal grado de perversidad que constituyen un escándalo de difícil comprensión, una injusticia imposible, humanamente, de perdonar y subsanar. Este libro antológico profundiza en las raíces «antropológicas de la maldad», las «implicaciones filosóficas» que ha generado en cuestiones clásicas como la libertad o la existencia de Dios, entre otras, y los «efectos socio-políticos» que ha desencadenado el mal moral en la historia, y sobre todo a lo largo del si­glo XX (cuyo trágico símbolo ha quedado fijado en Auschwitz), durante el que se han constatado tantas barbaries denigrantes para la dignidad humana.  

 

Introducción:
Del mal moral a la maldad total 

Clarificación conceptual y preguntas ineludibles

     Las crueldades padecidas por millones de seres humanos durante el siglo xx no dejan de impresionar a sucesivas generaciones: guerras civiles y mundiales, bombardeos que arrasan ciudades, sistemas políticos totalitarios (leninismo, estalinismo, nazismo, revolución de Mao, jemeres rojos…), campos de exterminio, campos de trabajo, bombas atómicas (Hiroshima, Nagasaki), genocidios, matanzas tribales, atentados terroristas, torturas, persecuciones religiosas, etc.1. Y no digamos durante estas dos primeras décadas del nuevo siglo: los medios audiovisuales difunden cotidianamente noticias y reportajes sobre asesinatos, degollamientos, vilezas, perversiones, atrocidades, violencia contra las mujeres, que dejan a centenares de miles de espectadores aterrorizados, indignados, sin aliento, confusos. La contemplación de tanto dolor y sufrimiento, además de conmover, ha originado agudos interrogantes en torno al origen, causas y efectos del mal en la vida humana. Estamos, seguramente, ante uno de los problemas morales con mayores obstáculos para ser esclarecido por parte de la filosofía.

     Sin embargo, a pesar de lo dicho, o quizá por ello mismo, la filosofía no puede dejar de analizar la maldad desde diversas perspectivas, todas ellas interconectadas: metafísicas, epistemológicas, religiosas, antropológicas, éticas, políticas e incluso estéticas. El enigma o «misterio» del mal es uno de los más constantes acicates del pensamiento (mysterium iniquitatis, misterio de iniquidad ha sido denominado durante siglos por influencia del cristianismo).

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