Ficha técnica
Título: Kate Moss Machine | Autor: Christian Salmon | Traducción: Inés Bértolo | Prólogo: Miguel Roig | Editorial: Península | Colección: Atalaya, 383 | Género: Ensayo | ISBN: 978-84-9942-004-2 | EAN: 9788499420042 | Páginas: 152 | Formato: 13 x 20,5 cm. | Encuadernación: Rústica con solapas | PVP: 12,90 € | Publicación: 8 de Abril 2010
Kate Moss Machine
Christian Salmon
¿Por qué Kate Moss?¿Qué valores representa en esta época? ¿Por qué es un icono del capitalismo actual? ¿Cómo influye la moda en la construcción de la realidad?
Análisis de la figura de la modelo Kate Moss en el capitalismo contemporáneo: de la rebeldía a la normalización de la transgresión.
Después de Storytelling, Christian Salmon sigue desvelando el «nuevo orden narrativo» tomando como referente la figura de la enigmática Kate Moss, la célebre modelo trash de la era Internet. Con su cuerpo delgado y cambiante, Moss encarna el mito que se reinventa cada día, capaz de sorprender con diferentes apariencias. ¿Qué nos dice el ideal Moss? La respuesta es inquietante. En la sociedad del siglo XXI, somos estrategas de nosotros mismos, seres humanos condenados a hacer uso de nuestras capacidades y afectos (coaching, new look) con el fin de dar la mejor imagen de nosotros mismos. En esta lógica exclusiva, todos somos modelos inglesas…
«La moda, como cualquier religión, necesita signos del más allá cuando la fe se debilita. Las huellas de pasos de los ángeles en las pasarelas desiertas no bastan. No más que los velos transparentes con los que le gusta envolver a sus modelos. Para no perder la fe, necesita milagros. Le dedica mucho dinero y energía. Y llama a la técnica en su auxilio si necesario. A menudo se le reprocha al mundo de la moda su «materialismo» o su superficialidad. Es un contrasentido. La moda es una mística, es la última religión. Busca fieles y no espectadores, y menos aún consumidores».
«El shopping es un ritual, mucho más que un simple acto de compra, una celebración: se va de shopping como se va a misa. La moda erige templos intermitentes, catedrales de estrás y de luz. Proust lo entendió bien, comparaba su obra con un vestido más que con una catedral: los vestidos son las catedrales de la moda, los desfiles son sus procesiones».
MADAME BOVARY YA NO TRABAJA AQUÍ