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Ficha técnica

Título: Joyce y las gallinas | Autora: Anna Ballbona | Traducción: Mari Paz Ortuño  | Editorial: Anagrama | Colección: Narrativas hispánicas | Páginas: 200 | ISBN 978-84-339-9816-3 | Fecha: jun/16 | Precio: 17,90 euros | Ebook: 9,99 euros

Joyce y las gallinas

Anna Ballbona

ANAGRAMA

Dora, una periodista de información municipal que se dedica a rellenar las aburridas páginas de una agenda cultural, debe montarse cada día en el tren de cercanías para subir y bajar de la periferia, donde vive, a Barcelona, donde trabaja.

Una conversación entre un grupo de pacientes psiquiátricos, las interferencias vecinales que impiden una lectura reposada de El oficio de vivir de Pavese, un viaje al Dublín de Joyce y el azúcar concentrado de una cabalgata de Reyes generan una secuencia de absurdidades que harán que la protagonista entre en un estado de distanciamiento con respecto a la realidad: ¿es verdaderamente normal aquello que se considera normal?; ¿cómo podemos salir del camino que nos han marcado?; ¿por qué diantres nos sometemos a relaciones de poder y a maneras de vivir que nos resultan contraproducentes?

De repente, Dora se siente como aquella gallina que su padre volvió loca al pillarle la cabeza con la puerta del corral. Por suerte, los trayectos en tren le servirán para ir madurando un plan de acción inspirado en el artista de calle Banksy.

Joyce y las gallinas parte de una constatación que requiere tomar medidas drásticas. Demasiado a menudo la existencia no tiene sentido alguno, y todos necesitamos un pretexto para tirar adelante como sea. Con un humor a veces lacónico y a veces delirante, Anna Ballbona retrata en esta novela de debut, que quedó finalista de la primera edición del Premio Llibres Anagrama de Novela, a una mujer en transformación, un paisaje desdibujado y un tiempo de incertidumbre.

«Un sutil sentido del humor y, muy destacable, un estilo trabajado, efectivo e impecable. Ballbona se ha lanzado a correr en narrativa con zancada firme. Corre, Ballbona, corre, que te vamos a seguir» (Lluís Llort, El Punt Avui).

«Ballbona tiene facilidad para describir ambientes, paisajes, atmósferas» (Biel Mesquida, Diari de Mallorca).

«Una lengua ágil que no escatima riqueza léxica» (Jordi Nopca, Ara).

«Un libro que es pura delicia novelesca tanto por su espontaneidad, por su cotidianeidad tan magistralmente asumida como por el humor que se expande y emana de sus páginas» (Santiago Aizarna, El Diario Vasco).

 

PRÓLOGO:CONTRA LA MANSA DOCILIDAD

Nunca hay bastante. Ni siquiera sé imaginar dónde estaría la dosis que pudiera hacer reprobable el humor, la ironía o la comicidad. En Cataluña y en España son muchas las voces que comparten el recelo y hasta el hastío por la sobredosis (precisamente) de humor televisivo, humor mediático, humor de redes. Creen que algo de todo eso puede dañar la consistencia ética de la ciudadanía, demasiado expuesta a la mirada cómica sobre la realidad o quizá incluso demasiado hecha ya al descreimiento y la banalización de la vida social, cultural o política.

Pero ni veo esa sobredosis ni la temo. El humor, la mirada furtiva e irónica, la parodia como mecanismo de burla y, a la vez, de admiración apuntan en sí mismos a una forma de inteligencia intuitiva del mundo. El desasosiego que pueden despertar, el rencor o incluso la furia que engendran no son consecuencias indeseadas del humor sino parte de su mejor naturaleza. Cataluña no ha vivido casi ninguna etapa de su historia reciente desabastecida de la mirada irónica de los humoristas ni ajena a su indocilidad. No es necesario acudir a humoristas profesionales -y Anna Ballbona se acuerda de alguno-. Basta con no olvidarse de una estirpe que fue rica incluso en el infierno moral de la posguerra: la sutileza del humor de Josep Pla, su meliflua sorna tóxica, anduvo entre los papeles incluso en los peores momentos, como lo hizo la altiva ironía de un soberbio profesional como Eugeni d’Ors; Josep Maria de Sagarra no sería el primer novelista del siglo XX catalán sin la dosis de corrosiva comicidad de novelas como Vida privada o de sus fabulosos artículos periodísticos. Y desde luego Salvador Dalí y su delirante prosa inteligente no escapan al humor, como no lo han hecho la malevolencia sarcástica de Baltasar Porcel o la modernidad suntuosa de humoristas tan brillantes y a ratos estridentes como Quim Monzó, como Sergi Pàmies o como Empar Moliner. Cada uno de ellos ha descubierto en el humor la mejor seriedad de la literatura moral para un tiempo nuevo, la democracia de los últimos cuarenta años. Anagrama ha traducido al castellano a muchos de los autores que acabo de evocar porque no ha abandonado el humor como marca de fábrica desde sus inicios editoriales en 1969. Estuvo en sus colecciones nobles -la peste amarilla- y en sus colecciones gamberras, aquellas en las que la peste del humor llevaba la firma de Tom Sharpe, o de Bryce Echenique con sus crónicas, de Bukowski con sus metadelirios, o incluso de Kiko Amat con sus descacharrantes relatos.

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Anna Ballbona

Anna Ballbona (Montmeló, 1980) trabaja como redactora en el diario El Punt Avui y colabora con otros medios, como la revista El Temps. Ha publicado dos libros de poesía: Conill de gàbia (LaBreu Edicions, 2012) y La mare que et renyava era un robot (Premio Amadeu Oller a poetas jóvenes, Galerada, 2008).En 2009 obtuvo el Premio Salvador Reynaldos de Periodismo. En 2014 fue escogida para realizar una estancia en la residencia de escritores Ledig House, en el estado de Nueva York, para el proyecto de Joyce y las gallinas, su primera novela. Fotografía © Santi Trullenque

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