Izad más banderas

Evelyn Waugh

RBA

Cuando la guerra llama a la puerta del aristocrático y sinvergüenza Basil Seal, este ve la oportunidad de cambiar y darle un nuevo rumbo a su vida participando en el conflicto. Sus andanzas y las vicisitudes de la pintoresca galería de personajes que le rodean se convierten en un singular reflejo de Gran Bretaña durante el período que media entre la declaración de guerra a la Alemania nazi hecha por franceses e ingleses y las primeras derrotas serias de las fuerzas aliadas.

Publicada en 1942, en plena Segunda Guerra Mundial, y escrita a partir de las experiencias bélicas vividas por el propio Evelyn Waugh, Izad más banderas es una hilarante y autocrítica mirada a la sociedad y al ejército británicos, emplazados ante una encrucijada histórica que les obligó a transformarse y madurar rápidamente para afrontar la amenaza de destrucción a la cual los estaba abocando la Alemania de Hitler.

Imaginemos al capitán Evelyn Waugh a principios de julio de 1941, a punto de embarcarse en un largo viaje de regreso esde Alejandría. En los casi dos meses de inactividad, sosiego  tedio que le esperan, tendrá tiempo de meditar sobre los
últimos acontecimientos personales e históricos que ha contemplado recientemente.

El capitán Waugh, que aún no ha cumplido los treinta y ocho, ya se empieza a sentir mayor. Desde los veinticinco iene gozando de reconocimiento literario en su país (aún no a conquistado a las audiencias norteamericanas, pero poco
le falta) gracias a un puñado de novelas cómicas que satirizan los hábitos de las clases altas con una notable inventiva erbal, una hilarante ironía y una economía narrativa tan inematográfica que se considera innovadora. Tras un falso arranque en su juventud y unos años de vaivenes, ha formado una familia con Laura, que le ha dado sus dos primeros hijos (más la tercera, que solo vivirá un día) y la deseable
estabilidad vital. Su reencontrada fe cristiana le aporta un sentido a la existencia y le ayuda, en cierta medida, a atemperar su destemplado carácter. Tiene muchos amigos y una vida social intensa. No parece que le estuviera yendo mal, pero la Segunda Guerra Mundial irrumpió con violencia en su vida, igual que en la de muchos millones. Hace dos años vio a su país entrar en guerra y se precipitó a participar en el esfuerzo bélico, en parte deseoso de aportar su grano de arena en lo que consideraba el choque entre democracia y totalitarismo, pero también porque era consciente del impresionante material novelesco que la guerra le podría proporcionar. Movió hilos entre sus conocidos hasta acabar en el regimiento
de los Royal Marines, pero al cabo de un año de no ver movimiento, optó por solicitar el traslado a una de las recientes unidades de servicios especiales, los comandos, donde se le prometía más «diversión». 

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