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Ficha técnica

Título: Historia del mundo en 12 mapas | Autor:  Jerry Brotton | Traducción: Francisco José Ramos Mena | Editorial: DEBATE Formato: Tapa dura con sobrecubierta |Medidas: 158 x 237 mm | Páginas: 608 | ISBN: 9788499924229 |Precio: 29,90 euros |

Historia del mundo en 12 mapas

Jerry Brotton

DEBATE

Cualquier mapa es un sustituto del espacio físico que pretende mostrar, construyendo lo que representa, y organizando la infinita y sensual variedad de la superficie terrestre según una serie de marcas abstractas, los principios de límites y fronteras, centros y márgenes. Tales marcadores pueden verse en las rudimentarias líneas del arte topográfico rupestre, o en las cada vez más regulares formas geométricas del tipo de las de la tablilla babilonia. Cuando esas líneas se aplican a la tierra entera, un mapa no solo representa el mundo, sino que imaginativamente lo produce. Durante siglos, el único modo de aprehender el mundo fue por medio de la imaginación, y los mapas del mundo mostraban, imaginativamente, qué aspecto podría tener ese mundo físicamente incognoscible. Los cartógrafos no solo reproducen el mundo, sino que lo construyen.

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CIENCIA

La Geografía de Ptolomeo, c. 150 d.C.

Alejandría, Egipto, C. 150 d.C.

Viajando a Alejandría por mar desde el este, lo primero que veía el viajero clásico en el horizonte era la colosal torre de piedra del Faro, situado en un islote en la entrada al puerto de la ciudad. Con sus más de 100 metros de altura, la torre actuaba como un punto de referencia para los marineros a lo largo de la costa egipcia, una costa carente en gran parte de rasgos distintivos. Durante el día, un espejo situado en su parte superior emitía señales a los marineros, mientras que de noche se encendían fuegos para guiar a los pilotos a la orilla. Pero la torre era algo más que un mero punto de referencia para la navegación: anunciaba a los viajeros que llegaban a una de las grandes ciudades del mundo antiguo. Alejandría fue fundada en el año 334 a.C. por Alejandro Magno, de quien la ciudad tomó su nombre. Después de su muerte se convirtió en la capital de la dinastía ptolemaica (que a su vez tomó su nombre del de uno de los generales de Alejandro), la cual gobernaría Egipto durante más de trescientos años, y extendería las ideas y la cultura griegas por todo el Mediterráneo y Oriente Próximo. Tras pasar junto al Faro de piedra, el viajero que entraba en el puerto de la ciudad en el siglo iii a.C. se encontraba ante una urbe estructurada en forma de clámide, la capa de lana rectangular que llevaban Alejandro y sus soldados, una imagen icónica del poderío militar griego. Alejandría, como el resto del mundo civilizado de la época, se hallaba envuelta en el manto de infl uencia de Grecia, el «ombligo» del mundo clásico. Era un ejemplo vivo de una polis griega trasplantada a suelo egipcio.

El auge de la ciudad representó un cambio decisivo en la geografía política del mundo clásico. Las conquistas militares de Alejandro habían transformado el mundo griego, que dejó de ser un grupo de pequeñas ciudades-estado insulares griegas para convertirse en una serie de dinastías imperiales extendidas por todo el Mediterráneo y Asia. Esta concentración de riqueza y poder en imperios como la dinastía ptolemaica trajo consigo cambios en la guerra, la tecnología, la ciencia, el comercio, el arte y la cultura. Condujo a nuevas formas de interactuar entre la gente, de hacer negocios, de intercambiar ideas y de aprender unos de otros. En el centro de este mundo helenístico en evolución, que entre c. 330 a.C. y c. 30 a.C. se extendió desde Atenas hasta la India, se alzaba Alejandría. Por el oeste acogía a los mercaderes y comerciantes de grandes puertos y ciudades mediterráneos de lugares tan distantes como Sicilia y el sur de Italia, y se enriquecía con su comercio con el creciente poder de Roma. Por el norte, asimilaba la infl uencia cultural de Atenas y las ciudades-estado griegas. Reconocía asimismo la infl uencia de los grandes reinos persas del este, y por el sur absorbía la riqueza del fértil delta del Nilo y las vastas rutas comerciales y los antiguos reinos del mundo subsahariano.

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Jerry Brotton

Desde la Antigüedad, los mapas han sido fundamentales a la hora de conformar nuestra visión del mundo y nuestro lugar en él. Pero lejos de ser objetos meramente científicos, los mapas del mundo son inevitablemente ideológicos y subjetivos, y están estrechamente relacionados con los sistemas de poder y autoridad de épocas y lugares concretos.En esta estimulante obra, Jerry Brotton examina la importancia de doce mapas, desde las representaciones místicas de la historia antigua hasta las imágenes vía satélite de la actualidad. Al recrear el lugar y las circunstancias en las que se originó cada uno de los mapas, muestra que todos ellos presentan una visión única del mundo, ya sea la perspectiva cristiana del mapa de Hereford datado hacia 1300, con Jerusalén en el centro, o la proyección de Peters de la década de 1970, que intentaba dar mayor relieve "al tercer mundo".Aunque el modo en que representamos nuestro entorno está cambiando de nuevo, Brotton considera que los mapas actuales no son más definitivos ni objetivos que antes: todavía presentan ideas y conceptos, y recrean, configuran y orientan nuestra visión del mundo. Quien lea este libro no volverá a ver un mapa de la misma manera.Jerry Brotton es catedrático de Estudios Renacentistas en la Queen Mary University de Londres, y uno de los principales expertos en la historia de los mapas y la cartografía renacentista. Su libro anterior, The Sale of the Late King's Goods: Charles I and His Art Collection (2006), fue finalista del premio Samuel Johnson y del Hessell-Tiltman de Historia. Vive en Londres.Fotografía © Dirk Bader

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