
Ficha técnica
Título: Gafas de ciego | Autor: Xavier Franquesa | Páginas: 160 | Presentación: Rústica | Formato: 13,5 x 20,5 cm | Editorial: Ediciones del Subsuelo | Colección: Narrativa | ISBN: 978-84-939426-7-0 | PVP: 14 euros
Gafas de ciego
Xavier Franquesa
En una ciudad que bien podría ser Nueva York, y donde se suceden diversas situaciones en las que la imaginación se apodera de la realidad, se encuentran pero también se desencuentran dos mujeres, Karen e Yvonne, y Eduardo, un maduro profesor de arte. A partir de este triángulo, el autor se preguntará sobre los afectos y sus efectos en las relaciones entre los seres humanos.
Yvonne intenta recordar dónde ha olvidado las llaves de su apartamento mientras tres perros dan a sus dueños apresuradas lecciones sobre moral y sexualidad; Eduardo va y viene antes de acudir a su habitual cita con las obras de arte del museo; Karen oscila entre la atracción de Yvonne y la retórica de Eduardo. Dejando a un lado cualquier atisbo de tiempo real, Franquesa despliega los sucesos de ese día de tal forma que el lector acabará teniendo la certeza de que nada ha ocurrido. ¿O tal vez ha ocurrido en otro lugar?
Con pluma desenfadada pero no exenta de precisión, Franquesa traza una jugosa caricatura de este triángulo amoroso, mientras se pregunta el lugar que ocupa la naturaleza en la cultura. ¿O quizá sea al revés? No importa, asegura el autor. La prueba es que una tras otra desfilarán las doce secuencias de este relato, con sus correspondientes gags y donde el sarcasmo y la ironía se darán la mano para no acabar andando a tientas como un ciego.
COMIENZO DEL LIBRO
La hora es importante.
Yvonne salió del piso minutos después de que dieran las ocho. Un desayuno frugal, para guardar la línea, y como cada mañana se dispuso a pasear a Dog, un perro joven, un dálmata con pedigrí de buen tamaño, todo antes de acudir al trabajo para abrir la tienda. Ella, francesa de nacimiento, de París, era la dueña de Le feu des fées una boutique de prendas exclusivas, a la moda, con un precioso escaparate en la zona más chic de la avenida; por cierto, no muy lejos del parque donde cabe ubicar el lujoso apartamento. La boutique solía abrirla a las nueve en punto.
Ya en el ascensor revolvió el bolso en busca de las llaves. No las encontraba. El llavero no aparecía por ninguna parte. Pronto se dio cuenta de que las había olvidado en el apartamento, y el mundo se le vino encima. Eso sí era un apuro y no el paseo matinal de Dog, las necesidades del perro podían esperar. Ahora llegaría tarde, le darían las tantas mientras esperaba a que llegara el cerrajero y cambiara la cerradura.