
Ficha técnica
Título: Escucha esto | Autor: Alex Ross | Editorial: Seix Barral | Género: Novela | ISBN: 9788432209475 | Páginas: 624 | Encuadernación: Tapa blanda | PVP: 29,90 € | Publicación: 2012
Escucha esto
Alex Ross
Con El ruido eterno Alex Ross consiguió un éxito sin precedentes en un libro sobre música: la unanimidad crítica y la popularidad entre los lectores lo convirtieron en el gran autor internacional sobre el tema. En Escucha esto, el crítico musical del New Yorker continúa su apasionada exploración de este arte, y «nos demuestra que comprender la música es una forma de entender el mundo» (Time).
Conjugando la vida y el arte, la música y la historia, Alex Ross teje atemporales retratos de los maestros canónicos -Mozart, Verdi o Schubert- a la vez que muestra su visión de la música pop y sus grandes iconos: Radiohead, Bob Dylan o Björk. Todos ellos personajes únicos, buscadores infatigables capaces de plasmar, en breves secuencias o acordes, sus poderosas personalidades individuales y la complejidad del alma humana.
Galardonado con el Premio ASCAP Deems Taylor, finalista del Premio PEN Art of the Essay y en la lista de los mejores libros de la revista Time, The Telegraph y Toronto Star, la crítica ha celebrado el esperado regreso de Alex Ross: «Una carta de amor al sonido. Esencial», Time Out; «Alegre y fascinante», Daily Telegraph; «Indispensable», Entertainment Weekly; «Brillante», Publishers Weekly
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ESCUCHA ESTO
CRUZAR LA FRONTERA DE LA CLÁSICA AL POP
Odio la «música clásica»: no la cosa, sino el nombre. Éste encierra un arte tenazmente vivo dentro de un parque temático del pasado. Echa por tierra la posibilidad de que pueda seguir creándose en la actualidad música en el espíritu de Beethoven. Destierra al limbo la obra de miles de compositores en activo que tienen que explicar a personas por lo demás bien informadas qué es lo que hacen para ganarse la vida. La frase es una obra maestra de la publicidad negativa, una proeza de antidespliegue publicitario. Ojalá pudiera contarse con otro nombre. Envidio a la gente del jazz que habla simplemente de «la música». Algunos aficionados al jazz también llaman a su arte «la música clásica de Estados Unidos», y propongo un trato: les dejo a ellos lo de «clásica» y yo me quedo con «la música».
Durante al menos un siglo, la música ha quedado prisionera de un culto al elitismo mediocre que intenta fabricar autoestima aferrándose a fórmulas hueras de superioridad intelectual. Piénsese en otros nombres que circulan por ahí: música «culta», música «seria», «gran» música, «buena» música. Sí, la música puede ser grande y seria, pero la grandeza y la seriedad no son sus características definitorias. También puede ser estúpida, vulgar y descabellada. Los compositores son artistas, no columnistas de etiqueta; tienen derecho a expresar cualquier emoción, cualquier estado de ánimo. Han sido traicionados por acólitos bienintencionados que creen que la música debería comercializarse como un artículo de lujo, que sustituye a un producto popular inferior. Estos custodios afirman, en efecto, que «La música que os gusta es basura. Escuchad, en cambio, nuestra gran música, rebosante de pretensiones artísticas». Apenas logran ningún avance con los no convertidos porque han olvidado defi nir la música como algo que merece ser amado. La música es un medio demasiado personal para apoyar una jerarquía absoluta de valores. La mejor música es aquella que nos convence de que no existe ninguna otra música en el mundo.