Ficha técnica
Título: El yugo de la guerra. Confesiones de un pequeño hombre sobre los grandes días | Autor: Leonid Andréyev | Editorial: Berenice | Género: Novela | ISBN: 978-84-15441-20-5 | Páginas: 144 | Formato: 12,3 x 20 cm.| Encuadernación: Rústica | PVP: 16,00 € | Publicación: febrero 2013
El yugo de la guerra
Leonid Andréyev
El yugo de la guerra es el título de la nueva novela publicada por la editorial Berenice. Obra de Leonid Andréyev, escritor, periodista y dramaturgo ruso perteneciente a los clásicos más modernos de la llamada Edad de Plata de la literatura rusa. Subtitulada Confesiones de un pequeño hombre sobre los grandes días, escrita en 1916 y traducida por Rafael Torres Pavón, narra una impactante historia sobre la Primera Guerra Mundial, en la que se describe el horror de aquella Europa desmoronada y la miseria moral y humana que implica toda contienda.
El yugo de la guerra es una narración impecable y maestra de la retaguardia que cuenta, a través de un diario, la peripecia de un contable en San Petersburgo mientras arranca y se suceden los acontecimientos que dan lugar a una de las guerras más sangrientas del siglo XX. Esta obra refleja el alto nivel de miseria humana a la que puede llegar el hombre en unas circunstancias como la de una contienda mundial, y aporta interesantes reflexiones sobre cómo los hechos que le suceden al protagonista pueden cambiar los valores y los sentimientos de las personas.
¿Es la guerra capaz de borrar todo aquello que consideramos imborrable, todo aquello que consideramos como estable y como verdades inherentes al ser humano? ¿Será esta guerra mundial la primera que cambiará el sentido de la guerra para todos? ¿Es ceguera moral, necedad, escapismo ante el miedo que le atenaza lo que afecta a nuestros protagonista? Estos interrogantes surgirán a lo largo de esta obra de Leonid Andréyev, un clásico maltratado en España, que influyó en la gran literatura de un Kafka, de un Thomas Mann, de un Herman Hesse o hasta hace nada de todo un Milan Kundera.
El diario de Ilya Petrovich Dementiev, protagonista de la novela, «es una joya que nadie debería perderse, como las grandes novelas y relatos de Andréyev», comenta su editor David González Romero, quien recuerda que «el año que viene se celebrará el centenario del primer conflicto armado a escala mundial que cambió al hombre, pues por primera vez se enfrentó a una devastación sistemática y artificial, causada por el mismo».
Escrita en medio de una intensa actividad periodística y recibiendo las cartas desde el frente de su hermano Andrei Andréyev, este clásico escritor ruso parece intentar domeñar la desastrosa situación escrutando a su personaje e intentando averiguar si realmente ninguna guerra puede enturbiar «las verdades más valiosas sobre el hombre».
Leonid Andréyev (1871-1919). Entre sus dramas, relatos y novelas destacan aquellas «en lo que toca al lado oscuro de la vida» (Gorki) y que le granjearon merecidamente la fama de «expresionista». Entre sus libros más conocidos, muy influyentes entre escritores como Kafka, Mann, Hesse, Burroughs o Kundera: Risa roja, Los siete ahorcados, Anatema, Los Espectros….
Durante la Gran Guerra fue uno de los intelectuales europeos más combativos contra el conflicto y el germanismo. En 1914 publicó un drama muy popular, Las tristezas de Bélgica, sobre la resistencia inicial a la invasión alemana. Idealista y rebelde, y a pesar de su antizarismo y sus esperanzas revolucionarias, a diferencia de su amigo Gorki, no consiguió adaptarse al nuevo orden político tras la Revolución rusa. Pasó sus últimos años en la pobreza, exiliado en Finlandia, donde antes de morir aún lanzó una campaña de escritos contra los excesos bolcheviques.
PRIMERA PARTE
Año 1914
San Petersburgo, 15 de agosto
Hablando en conciencia, todavía no me he podido explicar por completo una extraña circunstancia, ¿por qué me asusté tanto entonces?
La guerra es la guerra, por supuesto, por supuesto que no te alegras y te pones a dar palmas, pero todo el asunto es bastante sencillo y habitual… ¿Es que acaso hace mucho que fue la de Japón? E incluso ahora, cuando ya están teniendo lugar los sangrientos combates, no siento ningún miedo especial, vivo como vivía anteriormente: trabajo, voy de visita, e incluso al teatro o al cinematógrafo y no he observado en absoluto ningún cambio decisivo en mi vida. De no estar en la guerra Pavlushka, el hermano de mi mujer, a veces me podría olvidar completamente de todos estos terribles acontecimientos.
Digamos que no puedo negar el hecho de que a pesar de todo en el alma tengo una inquietud o alarma bastante fuerte…, no sé como llamarlo, o mejor aún una tristeza que me oprime y que se hace especialmente notoria por las mañanas, después del té. Cuando lees esos periódicos (ahora compro dos grandes revistas además del Kopeika) te acuerdas de lo que está sucediendo por ahí, de todos esos pobres belgas, de los niños y las casas devastadas, y enseguida te parece como si te echaran un cubo de agua fría y te sacaran desnudo a la calle helada. Aunque de nuevo en esto no hay nada de miedo, sino piedad y compasión humana hacia los desgraciados.