
Ficha técnica
Título: El pájaro escondido en un museo | Autor: Fernando Delgado | Editorial: Pre-Textos | Colección: Poesía | Género: Poesía | ISBN: 978-84-92913-34-3 | Páginas: 100 | Ref: 1059 | PVP: 13,00 € |
El pájaro escondido en un museo
Fernando Delgado
«La pintura, o más bien la imagen en general» es el tema que atraviesa todo el poema. Hay en el libro de Delgado un intento de comprensión de los cuadros introduciéndose en ellos, a veces con personificaciones, otras a través de un diálogo con la luz. El libro posee también ecos biográficos y cierto erotismo, característico del autor de La mirada del otro (Premio Planeta en 1995), sin olvidar el tema de la madre, frecuentemente tratado por Delgado. Antonio Cabrera, poeta.
«Las condiciones del pájaro solitario son cinco. La primera, que se va a lo más alto; la segunda, que no sufre compañía, aunque sea de su naturaleza; la tercera, que pone el pico al aire; la cuarta, que no tiene color determinado; la quinta, que canta suavemente.» Juan Cobos Wilkins, Mercurio
Con técnica neoparnasiana construye Fernando Delgado en este libro una galería inolvidable de cuadros reales o inventados, donde destella la vida en su carnalidad y en su misterio, o alienta la muerte, como en los Milagros de Goya, en Arrullo de un cadáver, o en el más entrañable de todos: La voz de la madre. Los poemas que constituyen el libro están escritos en prosa; pero la música interior propria del verso fluye con natural elegancia, según puede comprobarse a través de la magnífica recitación, a cargo del poeta, que acompaña al libro en MP3. José Mas, Levante
PÁJARO DEL PARAISO
En las primeras horas de este mundo vio el pájaro azul cómo un
Dios iracundo expulsó del Paraíso a su matrimonio fundador.
Y dejó en ese momento de cantar por si la ira fulminante del
Todopoderoso le alcanzaba.
Corrió a esconderse en un árbol de pobladas ramas, plenas y exuberantes,
huyendo del veneno.
Intentó evitar así la tentación de picar con placer la fruta de la
trampa y que acabaran sus plumas con el tiempo, por voluntad
de Dios, como una naturaleza muerta en un vivo bodegón de
Caravaggio.
Hay en nosotros siempre un pájaro escondido.
Ni pía ni pica, pero observa, y al llegar el otoño es desplumado.
Cuando Masaccio pintó a Adán y a Eva, pagando su pecado, buscó
con insistencia al pájaro azul del Paraíso y siempre se le escondió
detrás de su paleta.
Lo que nunca contó Masaccio es que Dios le había avisado de
la dificultad de encontrar al pájaro del alma que canta cada día
sin que se sepa dónde.
Y más por la abundancia de las plumas que lo abrigan que por
el vuelo libre que lo hace creerse inalcanzable.
Joan Miró le disparó con flechas; no consiguió abatirlo.