
Ficha técnica
Título: El Occidente globalizado. Un debate sobre la cultura planetaria | Autores: Gilles Lipovetsky y Hervé Juvin | Traducción: Antonio-Prometeo Moya | Editorial: Anagrama | Colección: Argumentos | Género: Ensayo | ISBN: 978-84-339-6334-5| Páginas: 216 | PVP: 16,00 € | Publicación: Octubre de 2011
El Occidente globalizado
Gilles Lipovetsky y Hervé Juvin
¿Expresa la globalización el imperialismo de Occidente o es un fenómeno que arrinconará a Europa y a Estados Unidos? ¿Seremos todos iguales o persistirán las diferencias? ¿Qué ocurrirá con la democracia y los derechos humanos? Son algunas de las preguntas que recorren este volumen y donde se enfrentan Gilles Lipovetsky y Hervé Juvin. Como un defensor de la globalización se presenta Lipovetsky; no afirma que sea un régimen bueno por sí mismo; alega simplemente que es el único que hay porque no hay otro capaz de sustituirlo. Lipovetsky es el pesimista, obligado a desarrollar un juego optimista. Juvin es enemigo de la globalización, ve en ella la muerte de la pluralidad cultural y de todo lo que la ha sustentado. Es el optimista a quien la partida obliga a parecer pesimista.
«Este libro nos presenta las bases de un debate, dos concepciones del mundo tal como es y tal como funciona» Philippe Gauthier.
«Una cosa perdura: la Europa de los veintisiete representa, sin duda, un mercado común; tal vez marque simultáneamente la pérdida de una cultura europea común» (alérie Wosinski, Page.
El reino de la hipercultura: cosmopolitismo
y civilización occidental,
por Gilles Lipovetsky
La época en que vivimos está caracterizada por una poderosa e irresistible tendencia a la unificación del mundo. En Francia se denomina mundialización y en otras partes globalización. Esta formidable dinámica coincide con la conjunción de fenómenos económicos (liberalización de mercados en un capitalismo planetario), innovaciones tecnológicas (nuevas tecnologías de la información y la comunicación) y cambios radicales de la situación geopolítica (hundimiento del imperio soviético). Aunque esta unificación del mundo no es un fenómeno en absoluto reciente (estamos en una «segunda globalización») ni una realidad completa, no es menos cierto que representa un cambio general y profundo tanto en la organización como en la percepción de nuestro mundo.
Sin embargo, es una reducción excesiva atribuir únicamente a las realidades geopolíticas y tecnocomerciales la globalización actual o hipermoderna, que coincide también con un régimen inédito de cultura, con un lugar y un valor nuevos de la cultura en la sociedad. La globalización también es una cultura. Estamos así en un momento en que se consolida y en que crece desmesuradamente una cultura de «tercer tipo», una especie de hipercultura transnacional que Jean Serroy y yo hemos propuesto denominar cultura-mundo.
¿Qué significa cultura-mundo? Esta designación nos remite, en el nivel más inmediato, a la revolución de las tecnologías de la información y la comunicación, a la organización de vastas redes mediáticas transnacionales, a la ampliación de industrias culturales que canalizan una creciente cantidad de bienes idénticos hacia un mercado globalizado. Lo cual no sucede sin una expansión considerable del sector cultural, transformado en universo económico por derecho propio que funciona con objetivos y políticas de rentabilidad, marketing y comercialización semejantes a los vigentes en los demás sectores de la economía de mercado. Ya no estamos en el orden noble de la cultura que se define como vida del espíritu, sino en el «capitalismo cultural» en que las industrias de la cultura y la comunicación se imponen en tanto que instrumentos de crecimiento y motores de la economía.