
Ficha técnica
Título: El espejo blanco. Viajeros españoles en la URSS | Autor: Andreu Navarra | Editorial: Fórcola | Colección: Periplos, 23 | Páginas: 336 | Dimensiones: 13 x 21 cm. | ISBN: 978-84-16247-77-6 | Fecha: octubre 2016 | Precio: 22,50 euros
El espejo blanco
Andreu Navarra Ordoño
La rusofilia española ha tenido una dilatada tradición y a lo largo del siglo XIX y hasta comienzos del XX periodistas, poetas, maestros, historiadores, sindicalistas, militares, sacerdotes, aventureros, magnicidas o simples curiosos visitaron o vivieron en Rusia, para los cuales significó un espejo en el que mirarse. En la década de los años veinte y treinta del siglo pasado, el viaje a la URSS se puso de moda y los españoles regresaban de las «romerías a Rusia» cantando las maravillas de la eficacia de la Revolución. Para escritores e ideólogos de distintas tendencias políticas, la Unión Soviética se convirtió, pese a la dictadura, en un referente indiscutible de impulso modernizador y despertar cultural y económico. No fue hasta la llegada de la Guerra Civil cuando se dividió la opinión de los españoles sobre el estado soviético: para un bando, la URSS representaba el paraíso de los obreros de todo el mundo; para el otro, se trataba de un lugar infernal dirigido por tiranos sangrientos.
Andreu Navarra investiga las motivaciones de aquellos viajeros a la URSS que por distintas razones, pusieron sus ilusiones y esperanzas en aquel espejo blanco. ¿Qué buscaban tantos catalanistas en las leyes soviéticas? ¿Cómo fue la infancia y la formación de los niños de la guerra que huyeron a la URSS desde España en 1937? ¿Cómo vivieron allí sus hijos y nietos en los años 60 y 70? ¿Cómo se devoró a sí mismo el Partido Comunista Español entre Moscú y París? ¿Cuál fue el destino de los republicanos españoles atrapados en el Gulag? ¿Cómo y por qué fueron a combatir el comunismo miles de soldados españoles, en pleno franquismo?
En definitiva, este ensayo explora entusiasmos y crueles decepciones, de una larga lista de viajeros donde no faltan Juan Valera, Manuel Chaves Nogales, Josep Pla, Fernando de los Ríos, Andreu Nin, Joaquín Maurín, Álvarez del Vayo, Rovira i Virgili, Rafael Alberti, Pasionaria, Enrique Líster, Dionisio Ridruejo, Manuel Vázquez Montalbán o Montserrat Roig.
INTRODUCCIÓN
La rusofilia española
La sovietización de los gustos estéticos y las tendencias ideológicas en la España revolucionaria y de izquierdas no es un fenómeno que pueda encajarse en un período concreto y estrecho. En esa España inquieta del siglo XIX, está el origen de un proceso que fue in crescendo y que culminó durante los años de la Segunda República y la Guerra Civil.
A partir de la primera mitad del siglo XIX, lo que tenemos son unas primeras y maravilladas incursiones en un reino totalmente remoto y casi inalcanzable, pero que, sin embargo, dio lugar a un número nada despreciable de literatura de viajes que podemos considerar pionera en la exploración del coloso asiático.
Luis Morote, el escritor republicano y regeneracionista, acude a Rusia en 1904 con el propósito de observar las fatales repercusiones que se derivan de las políticas gubernamentales represivas. Antes que Morote, sin embargo, destacan entre una rica producción de literatura de viajes las aportaciones de Juan Valera, por sus dotes de escritor, y Julián Juderías, que ofreció un disciplinado y completo retrato de la sociedad rusa.
Juderías legó un diario de viaje que escribió entre Leipzig y Odesa, fechado en 1901, y también un curioso folleto titulado El obrero y la clase obrera en Rusia, que publicó la Gaceta de Madrid el 24 de junio de 1903. Volvió a España en diciembre de ese mismo año, a punto de tomar posesión de su plaza de intérprete de tercera clase (Cortés, 2010: 189-190).
La visión de Rusia como un espacio regenerado por un poderoso impulso modernizador, el de la cúpula urbana bolchevique, no es ajeno a las experiencias de viajeros ya muy alejados de los años ochenta y noventa del siglo XIX. En efecto, comprobaremos como escritores e ideólogos tan dispares como Josep Pla, Andreu Nin o Joaquín Maurín desembarcaron en Moscú impregnados de cultura regeneracionista, sobre la que construyeron su ideario posterior. Infinidad de escritores y periodistas españoles, en cambio, tronaban contra la revolución de 1917 y le atribuían rasgos apocalípticos.