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Ficha técnica

Título: Crónicas de un país que ya no existe.  Libia, de Gadafi al colapso | Autor: Jon Lee Anderson  |  Traducción: Gabriel Pasquini  |  Editorial: Sexto Piso| Colección: Realidades | ISBN: 978-84-16358-09-0 | Páginas:200 | Formato: 15 x 23 | Precio: 21 euros  | 

Crónicas de un país que ya no existe

Jon Lee Anderson

SEXTO PISO

Cuando un vendedor de legumbres tunecino se inmoló como protesta por los constantes abusos del autoritario Gobierno de su país, pocos podrían imaginar lo que vendría después. La Primavera Árabe derrocó a brutales dictadores -cuyos mandatos de hierro no podrían haber ocurrido sin la complicidad o el franco apoyo de potencias occidentales- en Túnez, Egipto, Yemen y Libia, y desató una de las guerras civiles más sangrientas de la era moderna en Siria.

Túnez logró hacer una transición democrática medianamente esperanzadora, mientras que en Egipto una junta militar comandada por el general Abdelfatah al-Sisi derrocó al presidente Mohamed Morsi; en Yemen las fracturas políticas parecen conducir al país al abismo, y Libia se encuentra inmersa en una guerra civil en la que dos Gobiernos gestionan diferentes zonas y milicias islamistas, principalmente ramas del Estado Islámico y grupos afiliados a Al-Qaeda, han llevado a cabo atentados terroristas en hoteles y han secuestrado y decapitado a grupos de cristianos egipcios y activistas mediáticos.

Estas crónicas de Jon Lee Anderson producen formas dentro del caos y generan sentido dentro de la barbarie para poder dimensionar y comprender cabalmente las implicaciones y los pormenores de lo que sucede en Libia.

«Uno de los méritos de Anderson es que reproduce los asombros en tiempo presente, como si se ignorara el desenlace. No escribe un historiador que busca el orden retroactivo del caos, sino un cronista en la indecisa línea de fuego». Juan Villoro, Letras Libres

 

CRÓNICAS DE UN PAÍS QUE YA NO EXISTE
LIBIA, DE GADAFI AL COLAPSO 

 

Domingo 27 de febrero de 2011

La ciudad libia de Bengasi se encuentra a dieciséis horas de marcha si uno conduce peligrosamente desde la capital egipcia de El Cairo. Ambas están conectadas por una franja de carretera y, también, por sus respectivas y recientes «liberaciones», obra de manifestantes antigubernamentales.* En viaje de una a otra, ayer, el lado egipcio de la frontera funcionaba normalmente. Es decir, había guardias fronterizos y funcionarios de inmigración que sellaron mi pasaporte y nos dijeron adiós en unas salas caóticas repletas de cientos de refugiados que huían de Libia, en su mayoría trabajadores bangladesíes y vietnamitas. Allí acababa lo «normal».

     Cruzar Libia implicaba hacerlo a pie a través de unos ochocientos metros de tierra de nadie hasta un puesto fronterizo; una vez pasado éste, nos hallábamos abandonados a nuestra suerte en la «nueva Libia».

      Nos dio la bienvenida una banda de jóvenes entusiastas que hacían las veces de guardias y que nos ofrecieron tazas de té dulce y caliente. Nos mostraron la bandera que habían colgado en lo alto: la vieja bandera real de Libia, roja, verde y negra, y no la utilizada en la era de Muamar el Gadafi, que es una simple tela verde. Querían que les tomáramos una fotografía frente a ella, como si, al hacerlo, de algún modo validáramos el cambio ocurrido en su país, que todavía parecía algo precario. A su alrededor, los edificios estaban abandonados y cubiertos de grafitis; más allá se extendía el desierto.

      La teórica libertad de Libia parecía un espejismo hasta que condujimos otras seis horas a través de unas tierras casi totalmente despojadas de gente, un paisaje que alternaba entre el desierto y el ondulado verdear de unas granjas, y llegamos a la vieja ciudad fenicia de Bengasi, con sus decaídos edificios de la era colonial, de estilo italianizante. Allí, en un deteriorado tribunal frente a la costanera, había tenido lugar la semana pasada la revolución que, después de varios días de confrontación violenta, puso al «pueblo» al mando de la Libia oriental.

[ADELANTO DEL LIBRO EN PDF]

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Jon Lee Anderson

Jon Lee Anderson (California, 1957) es un periodista especializado en conflictos y guerras. Es colaborador habitual de The New Yorker. En Sexto Piso ha publicado La herencia colonial y otras maldiciones (2012), y Crónicas de un país que ya no existe. Libia, de Gadafi al colapso (2015). Ésta es su tercera colaboración con José Hernández tras Che. Una vida revolucionaria. Los años de Cuba (2016) y Che. Una vida revolucionaria. El doctor Guevara (2017). 

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