
Ficha técnica
Título: Cerveza en el club de Snooker | Autor: Waguih Ghali | Editorial: Sajalín Editores | Traducción: Güido Sender Montes | ISBN: 978-84-939076-7-9 | Páginas: 216 | Precio: 18,00 euros
Cerveza en el club de Snooker
Waguih Ghali
Detrás de la barra del club de snooker en El Cairo cuelgan dos jarras con los nombres grabados de Ram y Font. Durante sus años en Londres, los dos amigos bebieron mucha cerveza Bass de ellas; pero en el Egipto de Nasser no hay Bass, por lo que se contentan con una mezcla de cerveza, whisky y vodka cuyo sabor se aproxima al de aquella. En El Cairo de la revolución, Font sobrevive con el escaso sueldo de empleado del club, mientras que Ram apenas se sustenta gracias a lo que le saca a su tía Noumi, tan rica como detestable. De sus años en Londres guardan el anhelo de una auténtica revolución que el nasserismo no ha hecho más que frustrar. Ahora, cuando todavía son jóvenes, se preguntan si deben luchar por ello, o renunciar y esperar a que algún pariente o amigo los coloque en un empleo y en un matrimonio de provecho. Esta divertida y amarga historia de juventud, frustración y exilio que Sajalín editores publica por primera vez en castellano, es considerada una de las mejores novelas egipcias de las últimas décadas.
«Cerveza en el club de snooker es una de las mejores novelas jamás escritas sobre Egipto.» Ahdaf Soueif (London Review of Books)
«Ghali escribió una sola novela, y es una obra maestra repleta de humor.» Times Literary Supplement
COMIENZO DEL LIBRO
Me miró con ternura. «Eres muy amable, cariño. No está mal. El otro me hacía gastar mucho dinero en gasolina, no podía mantenerlo. Tuve que comprar uno nuevo.»
Pequeña conmoción en el mostrador. Las firmas habían terminado por ese día.
-Tiens -dijo mi tía-, no te he visto entrar, Marie. ¡Uf! Estoy harta de tanta firma. Tú también estarás cansado, Hassan efendi. Pero es lo menos que podemos hacer por esos pobres diablos, los felahin. -Eso estaba bien. Traté de parecer lo más felah posible.
-Espera un minuto, Marie, vuelvo enseguida. Mi tía salió y Hassan efendi la siguió con miles de folios que valían millones de libras; millones, tal vez, no, porque estaba
vendiendo barato para que el gobierno creyera que entregaba las tierras a los pobres.
-Hola, hola, Marie -repetí.
-Dime -preguntó-, ¿tienes algún negocio entre manos? Le conté que había descubierto una nueva forma de explotar a los felahin. Solo necesitaba capital.
-No deberías bromear con esas cosas, querido -dijo.