
Cartas a Franco de los españoles de a pie (1936-1945)
Antonio Cazorla Sánchez
Durante el duro período de la guerra civil española y los primeros años de la desoladora posguerra, muchas personas desconocidas, españoles pero también extranjeros, escribieron cartas cuyo destinatario último era Francisco Franco. Las razones que propiciaron estos textos epistolares fueron muy diversas, pero todos ellos poseen un rasgo común: reflejan el clima de miseria moral y material que asoló
España durante el conflicto bélico y la época inmediatamente posterior. Una obra reveladora que no solo ofrece al público general una serie de valiosos documentos históricos a los que habitualmente solo tienen acceso los investigadores, sino que además capta de forma muy vívida el panorama social y humano existente en España durante una etapa clave de su historia reciente.
Con el libro Cartas a Franco, el profesor Antonio Cazorla ha querido dar voz a la gente de a pie que vivió esa época, tanto vencedores como vencidos, y ha reunido un conjunto de misivas que ilustran a la perfección cómo hombres y mujeres se dirigen al poder establecido para intentar llamar su atención sobre las necesidades, preocupaciones, angustias y egoísmos del pueblo llano. El resultado es una obra reveladora que no solo ofrece al público general una serie de valiosos documentos históricos a los que habitualmente solo tienen acceso los investigadores, sino que además capta de forma muy vívida el panorama social y humano existente en España durante una etapa clave de su historia reciente.
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SOLDADOS Y VOLUNTARIOS
Este capítulo comienza con cartas a Franco cuando todavía no era más que un general rebelde en julio de 1936, y concluye con cartas al todopoderoso dictador de voluntarios para la División Azul cinco años más tarde, en 1941. No hay en el archivo muchas cartas de soldados. Esto quizá sea consecuencia de un cierto recelo entre los combatientes a escribir, y ser mal considerados por sus superiores jerárquicos. Por el contrario, son, como veremosmás adelante (capítulo 3), sus mujeres y padres quienes solicitan en su nombre. Lo que sí se detecta en estas y en otras misivas no recogidas en el libro es una falta de entusiasmo por la guerra entre el soldado común, y un deseo de volver a la normalidad. La guerra no es popular -las peticiones de permisos son las más frecuentes- y el soldado la intenta evitar cuando puede, argumentando necesidades familiares, incapacidad para el servicio u otras razones. Muy distinto, sin embargo, el tono de las cartas de 1941. Entonces hay gente que por convencimiento o por oportunismo -o ambos- quieren ir a combatir al enemigo soviético.