Ficha técnica
Título: Bajos Fondos. Una mitología de Nueva York | Autor: Luc Sante | Editorial: Libros del K.O. | Páginas 527 | Formato: 14 x 21,5 cm | ISBN: 978-84-16001-52-1 | Precio: 23,90 euros | Fecha: enero 2016 |
Bajos Fondos
Luc Sante
Este libro no trata sobre la historia canónica de Nueva York. No hay inmigrantes pobres que dan la vuelta a su fortuna, ni filántropos dadivosos inaugurando hospitales, ni bardos que gloriquen sus rascacielos. Este libro es más bien un desfile de rufianes -en bandas callejeras, en partidos políticos o en uniforme de policía- y de desheredados -quienes quedaron en la cara oculta del progreso por convicción o porque no les quedó otra-. Y también es un libro sobre los callejones y las casas de vecindad por las que arrastraron su vida y se divirtieron desde 1840 a 1919. Este libro es una compilación de los mitos sobre los que se asienta el reverso sombrío del Nueva York actual.
«Luc Sante es uno de los comentaristas más incisivos de la cultura estadounidense actual», Eduardo Lago, en El País
«Maravilloso […] Una indagación inusual y libre de nostalgia sobre aquellos que empezaron abajo y no se movieron de ahí», Joe Queenan, en The Wall Street Journal.
1.
EL CUERPO
Larga y estrecha, la isla de Manhattan se asienta en la bahía, entre otras islas, afloramientos y planicies, como una ballena franca que navega un canal rocoso; rodeado de formaciones inexpresivas, si coloreásemos de amarillo un mapa en función de su densidad de población, Manhattan parecería una sardina en una sartén. desde el aire se ve con púas, espinoso, un lecho de clavos, un bosque de cimas, una meseta de formaciones alineadas, talladas, erosionadas y recorrida por cañones. sobre un callejero se muestra cuadriculado y sombreado, como si representase un organismo de naturaleza desconocida: plano, marcado por estrías rígidamente rectilíneas en la masa central, y obtiene su personalidad gracias a las líneas torcidas y laboriosas y a los accidentados bancos de verde sólido en la parte superior, y a las convergentes y enfrentadas zonas de incisión intermitentemente regulares en la parte inferior.
El trazado de las calles de Manhattan revela su historia. Parecen haber sido construidas al principio sin un orden, a tropezones, y que más tarde, conforme el asentamiento fue avanzando hacia el norte, siguieron un gran plan a excepción de la región más al norte, donde el orden fue finalmente sacrificado ante los dictados de la topografía. esto es, de hecho, más o menos lo que pasó. el pueblo holandés del siglo XVII se conserva en la escala nudosa y estrecha de las calles en el extremo más bajo de la isla; el puerto de mercaderes ingleses que lo sucedió, en los nombres dados a aquellas calles: Gold, Pine, beaver, ann, William, Hanover. el reparto de las posesiones por parte de las grandes familias a finales del siglo XVIII y principios del XIX ha dejado tanto nombres -rutgers, delancey, Lispenard, stuyvesant- como montones de calles en ángulo recto que se cortan abrup-tamente en la calle division, en Grand, en Houston, revelando un patrón fragmentado de desarrollo. el orden impuesto por el plano en cuadrícula, proyectado en 1807 por John Randel jr. y aprobado en 1811 por un consejo de comisionados, comienza en la calle 1, en el east side, y avanza gradualmente hacia el noroeste hasta abarcar toda la isla en la calle 14. Luego se extiende por toda la superficie, con insignificantes desafíos, hasta que finalmente lo cercan los montes en la parte alta de la ciudad, y la numeración sale derrotada frente al cuello de botella del Fort George Hill, cerca de la calle 194.