Jean-François Fogel
En el blog francés de La Feuille, hay una maravillosa síntesis de todo lo que se puede leer en la web sobre el futuro del libro digital. Treinta enlaces en tres idiomas: francés, inglés y castellano. Todas las buenas fuentes sobre el tema del texto digitalizado están aquí. A mi juicio, es lo mejor, sólo falta soybits, por ejemplo, con este post que nos recuerda cómo las ventas de i-phone tienen mucho que ver con el libro digital. (Si, se venden libros en i-tunes).
En esta lista de blogs y de sitios hay unos que intentan provocar, como Print is dead, pero me parece que no es más que una postura. Lo interesante es que por primera vez existe una creencia compartida entre ciertos aficionados de la lectura: texto e impreso no son dos palabras cuya vinculación es obvia. No más tarde que ayer una persona me describía con una sincera emoción el olor del papel. Está bien, todos oímos cosas como ésta, pero sigue la pregunta: ¿por qué razón la literatura sería la única disciplina que se escapa de la digitalización? Todos los contenidos culturales e informativos conocen esta mutación. ¿Qué es lo que justificaría una excepción a la regla universal? (Pongo como fotografía la de libros más reproducidos en la web, la veo en todos los blogs, lo que demuestra que se trata de un mundo de intercambios y de copias obsesivo; un mundo de locos, tal como en el papel.)