Jean-François Fogel
De todos los problemas que oscurecen el futuro de Europa, uno me parece muy preocupante: la próxima creación de un premio oficial de literatura. No es una broma: la comisión europea, es decir, su gobierno, acaba de crear un concurso entre organizadores potenciales para atribuir la organización de un premio europeo de literatura. Todavía no se sabe si se trata de literatura contemporánea o de literatura y punto, pero me parece peligroso, en un continente que fue la cuña de dos guerras mundiales poner, en marcha una posibilidad de enfrentamiento duradero.
La comisión quiere demostrar la "riqueza" de la literatura europea limitándose a un género expresado entre paréntesis: ficción. Ya conocemos la respuesta de los euro-escépticos: nada supera a la Unión Europea en el campo de la ficción. Y también conocemos la respuesta de los amantes de la literatura: la buena ficción es demasiado real para ser manchada por la farándula de un premio.
Lo más preocupante es leer el concepto de "literatura europea" en un documento oficial. ¿De qué se trata, de qué hablamos? Hay tantas literaturas ¿Toda Europa se reconoce en Harry Potter, en las novelas policíacas de Stieg Larsson o en el relato histórico de Arturo Pérez-Reverte? Temo que la aparición de un premio oficial de literatura europea ponga en duda la existencia de Europa. Ni hablar de los autores como Joseph Conrad (tres veces europeos con una vida polaca, una vida francesa y una vida inglesa) que ubican su novela en tierras o mares de Asia o de África. ¿Vamos a inventar el concepto de novelistas europeos emigrados?
Países como EE UU o el Reino Unido tienen el concepto de "poeta elegido"(poet laureate), costumbre que consiste en entregar una beca a un artista incapaz de comer con la mera venta de sus poemas. Está bien, es un favor para una persona. Pero elegir una obra de ficción para decir aquí tenemos a Europa es negar lo obvio, lo que sabemos desde muchísimos siglos: Europa es un continente que se dedica a llenar los libros de Historia.