Jean-François Fogel
Lo más impresionante de lo que ocurre en Caracas es un detalle: los estudiantes que marcharon ayer en contra de la reforma constitucional provienen de la universidad central y de la universidad católica. Dentro de un panorama de suma polarización, la reunión de dos mundos tan distintos, que se veían sobre todo como distintos, es un rasgo tan nuevo que me parece necesario esperar antes de gritar la victoria del presidente Hugo Chávez en su intento de encerrarse en el poder para toda su vida.
A veces, lo que parece obvio puede fracasar y el poder bolivariano acaba de comprobarlo de manera repetida en pocos días al fracasar en un intento de exportaciones ideológicas.
Caso uno: el presidente Chávez hizo una exportación hacia Bolivia de misiones de médicos cubanos. Sólo los tontos o los ciegos pueden negar la buena acogida de estos médicos en los barrios de Venezuela. Tener un médico que presta un servicio gratuito cuando uno tiene casi nada es algo que cambia la vida. Ahora bien, parece que en Santa Cruz de la Sierra no es el caso. Los médicos cubanos viven acorralados en una casa y son el blanco de atentados.
Caso dos: un intento de exportación del culto de Che Guevara a Irán. El diario The Times de Londres cuenta un episodio hilarante. En presencia de Aleida, hija del Che y de una ideología fanática, se habló del “guerrillero heroico” como de un hombre religioso. Después de comprobar que era una traducción correcta, la honesta Aleida provocó la consternación en la audiencia al decir que su padre nunca habló de Dios y tampoco lo había encontrado a lo largo de su vida.
Tal como lo que ocurre con los estudiantes en Caracas, en ambos casos, vemos que las viejas fronteras no corresponden a la época en que vivimos. Proclamarse de derecha o de izquierda no basta para actuar con aliados seguros. En Bolivia es más importante saber si uno pertenece al centro (La Paz) o a la periferia. En Irán, es más importante ubicarse al lado de Dios que tener una posición política correcta. Buena lección: en un mundo globalizado, se multiplican las opciones de fragmentación.