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EL CANTO DEL BURRÓCRATA

Por 23 de agosto de 2007 diciembre 13th, 2021 Sin comentarios

Jean-François Fogel

Eliades Acosta Matos es un burrócrata (con dos «r», sí, como burro), uno de estos que produce el socialismo cubano. Su posición es la de Jefe del Departamento de Cultura del Comité Central del Partido Comunista de Cuba. No hay que dar muchas vueltas para entenderlo: Acosta Matos finge ser escritor; en realidad es un comisario político; vigila a los escritores y artistas cubanos. Acaba de dar una entrevista al diario Granma (órgano del partido único de Cuba) sobre “la guerra cultural”, cuyo contenido es un síntoma del malestar de las autoridades de La Habana frente a todo lo que tiene que ver con los procesos autónomos de creación.

Claro que como buen miembro del Partido Comunista, este hombre domina los matices de la comunicación ideológica. Lastima el “ignominioso fin del socialismo en Europa del Este y la URSS” y se identifica con la Revolución cubana (nació en el 1959) hasta negar su existencia propia: “mi historia personal y la historia más reciente del pueblo cubano son la misma historia”.

Ahora bien, en su entrevista, este señorito -perdón, compañero– se pronuncia sobre los puntos sobresalientes del momento en el área de la cultura:

1. Habla de la “buena salud” de la literatura cubana aunque, dice, “en el exterior los resultados están marcados por la impronta política, o sea, tanto hablas tanto recibes”. No da prueba ninguna de lo que afirma pero, con suma hipocresía, propone dos nombres, Amir Valle Ojeda y Zoé Valdés, antes de añadir que “en realidad esos nombres no merecen más comentarios”. Entendemos: se hace un comentario sobre supuestos mercenarios del anticastrismo que cobrarían por hablar, antes de decir que no merecen comentarios.

Traducción mía: estamos resentidos frente al éxito y a la influencia de estos autores.

2. Nota la incipiente “lucha por los archivos”, es decir por escribir la historia de la cultura cubana. No es un fenómeno “casual”, afirma el pobre funcionario, otra vez sin más pruebas. Y sobre todo, sin decir que intenta de esta manera responder a la publicación, por parte de la Revista «Encuentro de la cultura cubana», de documentos sobre el famoso encuentro entre Fidel y los intelectuales. La verdadera historia no pertenece al partido que reescribe su historia, sabiendo -como lo mostró Orwell- que se necesita el control del pasado para controlar el presente.

Traducción mía: no conviene a las autoridades de La Habana oír el lema de su política hacia los intelectuales tal como fue definido por Fidel, “dentro de la revolución, todo; contra la Revolución, nada”.

3. Denuncia la existencia del blog Muñequitos rusos como “una especie de revisión de la etapa soviética”. Aquí tocamos al colmo del ridículo: se trata de un blog del exilio cubano dedicado a la nostalgia de los dibujos animados presentados hace veinte años en la televisión cubana. Denunciarlo es como dejar en ridículo a Proust por su afición a las magdalenas.

Traducción mía: duele a la cúpula superior del poder recordar de qué manera una revolución soberana recibía limoná de Moscú.

4. Lástima las nuevas tecnologías, “un factor esencial” en un proceso de monitoreo y ataques a Cuba. En la isla, a través del control de los servidores, se consigue censurar a Internet. Pero afuera no hay como callar la voz de los que se preocupan por Cuba.

Traducción mía: el trabajo de la propaganda cubana no sabe cómo enfrentarse con el pluralismo en la Red.

Palabra por palabra –la manera de hablar en la primera persona del plural como si todos los cubanos se expresaran a través de Acosta Matos, la manera de pintar la isla como el baluarte de una resistencia hacia el exterior cuando es un lugar de represión interna, la manera de repetir la eterna promesa de “crear conciencia en la sociedad cubana”-, la entrevista es una muestra perfecta de la jerga burocrática cubana que se nombra teke-teke en la isla. Y, como siempre, está la torpeza, el dato estúpido que pinta muy mal a la Revolución y que se entrega de manera, esta vez sí, casual: reconocer que entre 1959 y ahora, La Habana perdió “1.750 espacios de música bailable”.

“Nuestras orquestas no tocan en La Habana, prefieren irse un fin de semana a cualquier sitio fuera del país”, reconoce el burrócrata. ¡Vaya música!

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Jean-François Fogel

Jean-François Fogel Periodista y ensayista francés, trabajó para la Agencia France-Presse, el diario Libération, el semanal Le Point y el mensual Le Magazine Littéraire. Ha vivido una parte de su vida en España donde empezó una segunda carrera como asesor para empresas de prensa. Fue asesor del director del diario Le Monde, desde 1994 a 2002, y sigue trabajando en la concepción y la remodelación continua del sitio Internet creado por el vespertino. Es maestro y presidente del Consejo Rector de la Fundación Gabo. Ha publicado varios libros sobre literatura francesa y sobre América Latina, entre los que destaca  un ensayo sobre el periodismo digital, Una prensa sin Gutenberg (Punto de Lectura, 2007).

En 2010 se dedicó a renovar los seis sitios de los diarios del grupo francés SudOuest, donde continua siendo asesor de la estrategia digital. En los últimos años, se encargó de la creación de una plataforma de información digital para el grupo France Televisions, una de las tres más importantes de Francia. Asesora a varios medios en Europa y América Latina tanto en la concepción de sitios, como en la organización de la producción digital. Es director del Executive Master of Media Management, del Instituto de Estudios Políticos de Paris (Sciences Po).

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