Jean-François Fogel
Un año después (será un año, día por día, mañana) de la entrega provisional del poder a su hermano Raúl, Fidel Castro tiene un nuevo oficio. Es blogger. Un blogger asiduo, que tiene algo de aburrido y convencional –sorprende poco a los internautas– pero con una producción suficiente para obligar al diario Granma nacional en línea a crear una nueva página en su sitio:“Reflexiones del Comandante en Jefe”. Figura como enlace de manera permanente en la portada del diario.
Se trata de una página extraña, fea, única en el sitio, una nueva sección que recopila los enlaces hacia todos los posts del todavía líder de la revolución cubana sobre los nuevos combustibles biológicos, la política externa de EE UU o las lesiones de los atletas en los juegos panamericanos. Y como no hay tanto para llenar una página, dos columnas, una al lado de la otra, repiten la misma oferta en un texto libre y en pequeños cuadros. Fidel “ya despliega una actividad cada vez más intensa y sumamente valiosa, como lo demuestran sus reflexiones publicadas por la prensa”, dijo su hermano Raúl en Camagüey para el aniversario 54 del asalto al Moncada.
Una declaración como ésta es peligrosa. Sería mejor eludir cualquier invitación a descubrir la obra del blogger Fidel. Lo que leemos es un autor gagá raciocinando sobre la situación de un mundo que prescinde de su presencia en el puesto de mando. Las reflexiones son pobrísimas. Para hablar del deporte, el Comandante se atrevió a copiar y pegar información de cables de la agencia alemana DPA, cosa que roza en la senilidad. Leer citaciones de una prensa “capitalista” cuya circulación es prohibida en Cuba es patético o insultante para los cubanos. Pero lo peor es la obvia dificultad del autor para enfocar un tema con potencia. Su mente va y viene entre viejas denuncias de los enemigos y evocaciones de los logros sociales de la Revolución.
Quizás un síntoma de la vergüenza que producen las reflexiones en la cúpula superior del poder cubano es la extraña ausencia de un enlace en la portada de la versión internacional de Granma hacia todos los textos del comandante. Otro síntoma: en la versión nacional hay reflexiones que no tienen su traducción a siete idiomas, como si alguien, en algún lugar de un poder hermético siente la necesidad de limitar la expresión pública de un líder disminuido. Una “reflexión sobre las reflexiones” da una cierta repuesta. Después de explicar que sus reflexiones son de dos tipos, breves y largas, y describir el proceso perfecto para su difusión, Fidel añade: “El Departamento Ideológico del Partido y el Jefe de Despacho del Consejo de Estado pueden proponer cualquier otra variante en casos concretos.” Ya sabemos quiénes son los que se dedican a curar los síntomas políticos más incómodos del valetudinario.