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Mario Vargas Llosa y la crónica futbolística

Por 22 de noviembre de 2010 Sin comentarios

Iván Thays

Sara Carbonel al pie de la cancha
En el año 82, el último en el que Perú fue a un Mundial, Mario Vargas Llosa fue testigo de los partidos en La Coruña de ese equipo peruano que ilusionó mucho y que terminó goleado por 5 a 0 contra Polonia. El diario El Comercio rescata esta crónica del ahora Premio Nobel sobre el periodismo deportivo.
Dice Vargas Llosa:

Igual que la crítica de (sobre) modas, la crítica del fútbol es también una formidable maquinaria creadora de mitos, un espléndido surtidor de irrealidades que alimenta el apetito imaginario de vastas multitudes. Hasta hace relativamente pocos años no lo era, pues los comentarios de fútbol en la prensa, la radio y la televisión tenían un carácter realista, se limitaban a cumplir el más mediocre cometido que cabe a la crítica: describir servilmente la realidad, referir puntualmente las incidencias de un partido, informar con objetividad ?es decir, en un lenguaje invisible, transparente? sobre la actuación de los jugadores. ¿Qué interés puede tener ese tipo de crítica científica? En ese tiempo había que leer la crítica taurina. Era la verdaderamente creativa, fantaseadora, con un vocabulario entre esotérico y folclórico, capaz de perpetrar las cursilerías más encantadoras y de un humorismo involuntario constante.
En nuestros días, gracias a la demanda multitudinaria de ese público imantado por el fútbol, que quiere ver fútbol no solo en los estadios sino también en los diarios, las radios, la televisión, la crítica del balompié rompió ya con el realismo y accedió a ese estadio superior de la escritura, que es la creación de mitos.
Sin temor a exagerar se puede decir que es regla casi general que las páginas deportivas sean las más vitales e imaginativas de diarios y revistas, aquellas en las que el periodista muestra una libertad y una audacia estilística mayores. Lo mismo se puede decir del comentarista radial de fútbol, que, si es bueno, va enriqueciendo con sus palabras aquello que transmite, como un trovador medieval transformaba en sus versos los amores o las batallas que cantaba. El comentarista de televisión, en cambio, está embridado por la presencia de la imagen, que lo ata a la realidad del partido.
Estos periodistas deportivos, cuando son talentosos, jamás describen un partido o radiografían el desempeño de un jugador: los mitifican. Es decir, los sacan de su efímera, pasajera realidad concreta y los instalan en la realidad permanente, intemporal e incorpórea de la ficción.
He aquí unos cuantos ejemplos, elegidos sin trampa en los diarios a los que puedo echar mano en este estadio Balaídos de Vigo, donde escribo estas líneas. Un periodista catalán, refiriendo el desempeño que tuvo en el primer partido del Mundial ese arquero belga con nombre de cachetada (Pfaff), lo define bellísimamente como ?el portero de la vista agrimensora?. Un crítico madrileño, por su parte, sintetiza con esta insuperable alegoría la derrota argentina ante el equipo Belga: ?Argentina murió al atardecer, en el centro del campo. La magia de los campeones del mundo quedó atrapada por la tela de araña roja tejida por los belgas en la zona entre áreas?.
Los árbitros, para otro comentarista, no castigan a los jugadores: les ?muestran la cartulina? o les señalan ?el infamante camino del camarín?. Un partido no es un partido, sino un pretexto para sugestivas formulaciones retóricas, en las que la ?visión práctica? y la ?eficiencia zonal? del ?estratega? (entrenador) soviético se enfrentaron a la ?filosofía de inspiración individualista?, al ?ritmo embrujante y mareador? del ?once? brasileño.
Se podría hacer una linda antología de críticas de fútbol, mostrando cómo los periodistas-ficcionistas apelan, con instinto poético envidiable, para describir los partidos, a los más diversos arsenales retóricos, y que hay encuentros reseñados como un espectáculo musical, como una comedia de disparates, como una tragedia griega, como una hazaña épica o como una catástrofe militar. Gracias al fútbol, la literatura de ficción contemporánea se ha enriquecido con un aporte tan simpático como inesperado: las secciones deportivas de la prensa.
Jóvenes estudiantes de Literatura: para comprobar prácticamente cómo la buena literatura transforma la experiencia real en mito, ¡lean las crónicas del fútbol!

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Iván Thays

Iván Thays es escritor peruano (Lima, 1968) autor de las novelas "El viaje interior" y "La disciplina de la vanidad". Premio Principe Claus 2000. Dirigió el programa literario de TV Vano Oficio por 7 años. Ha sido elegido como uno de los esccritores latinoamericanos más importantes menores de 39 años por el Hay Festival, organizador del Bogotá39. Finalista del Premio Herralde del 2008 con la novela "Un lugar llamado Oreja de perro".

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