Iván Thays
RESEÑAS SIN PLUMAS
Por Oscar Pita Grandi
UN MECANISMO DE RELACIONES HUMANAS ATORMENTADAS
El libro comenzó con un sonido: el viento y el hielo que se resquebraja y una niña a la orilla del mar. Y luego de leerlo, imposible no creerle a Herbjørg Wassmo (Vesteråles, Noruega, 1942) sobre el origen de esta historia. ?La Casa del mirador ciego? es una novela silenciosa, incómoda, construida con una simpleza y belleza admirables, poética en sus detalles casi austeros y narrada desde un punto de vista femenino, infantil, casi inocente. Un punto de vista que no emite juicios de valor sino que ofrece los hechos desde una consciencia limitada, casi inmediata, profundizando tan sólo en el pensamiento de Tora, la niña protagonista.
1955. En una isla de los fiordos al norte de Oslo, donde todo llega con cinco años de retraso con respecto de la capital noruega, se yergue a lo alto una casa de barandas y ventanas cerradas con tablones que da título a la novela. Una casa señorial, antigua y ya decadente desde la ocupación alemana en la 2º Guerra Mundial, convertida en residencia de familias humildes en aquella isla básicamente dependiente de la pesca. La llaman El Hormiguero. Tras sus muros cada quien vive su propia historia. Las paredes lo oyen todo pero callan (?Pero sobre las seis de la mañana un grito animal desgarró el aire. Atravesó todas las cabezas del Hormiguero y cada uno pensó lo suyo?). Tora vive en El Hormiguero. No es agraciada. Es hija de un prófugo soldado alemán y madre noruega, Ingrid. Eso la hace diferente en La Isla. Pero no conoció a su padre. Ingrid se casó luego con un soldado noruego. Tullido y alcohólico. Henrik es su nombre. Henrik abusa de Tora algunas noches. La peligrosidad llama Tora a eso que la hace sentirse sucia. Ingrid no lo sabe porque trabaja también de noche en la factoría fileteando pescados. Tora calla. Juega con los demás niños del Hormiguero. Va a la escuela en la granja. Tiene a su tía Rakel, hermana mayor de Ingrid. Rakel es buena, decidida, no tiene hijos. Su esposo, Simón, tiene un almacén y un barco pesquero. Rakel, Ingrid y Tora forman un triangulo capaz de resistirlo todo en aquel pueblo machista y solitario. Casi todo.
Desde las primeras páginas Wassmo nos advierte de la peligrosidad. Pero no quiere ser morbosa y mantiene cierto pudor en los detalles. Le interesa la tensión y la angustia que ello produce en Tora, los mecanismos de evasión de aquella realidad imposible de vencer con las manos. Un acto repudiable y privado que junto a la condición de ser hija de alemán la hace dudar incluso de Dios y de la bondad que existe en el mundo. Pero no se rinde. Su tía Rabel (?Las culpas del mundo son de los hombres y de Dios, ellos hacen la guerra, no las mujeres?) es la contraparte de fortaleza que le falta a Ingrid, su madre. La amistad con Fritz, un amable niño sordomudo, la anima. En El Hormiguero no hay tiempo para el resto, sólo para uno mismo y sus problemas. Prevalece un orden inquebrantable. El uso de las letrinas. Los turnos para lavarse. Donde no hay leyes establecidas crecen otras formas de castigo.
?La casa del mirador ciego? lejos de tomar lo pederasta como una cuestión melodramática, prefiere utilizarlo de palanca para echar a andar un mecanismo de relaciones humanas atormentadas por la falta de oportunidades y la resignación, tanto dentro como fuera de la familia. Un silencioso machismo invencible como la nieve que se hace esperar. La necesidad de combatir la soledad en aquellos parajes nórdicos, o tan blancos o tan negros, conduce a sus habitantes a tener una baja expectativa de felicidad, les reduce la autoestima y los confunde. Lo que sucede en el presente es lo que sucederá por mucho tiempo. Las pocas alegrías son pequeñas, inocentes y casi una burla. Las culpas y temores callados confunden los límites del amor hasta extenderlos muy cerca de lo injusto. HerbjørgWassmo nos muestra que el vínculo entre las mujeres de La Isla es muy fuerte pero insuficiente y limitado por la brutalidad y el cinismo de los hombres. ?La casa del mirador ciego? es una novela de género pero ante todo es una novela humana. Pone de manifiesto la gran fortaleza e inteligencia de las mujeres en situaciones límite, y delata las falencias de un sistema que no sabe funcionar sin favorecer a los varones.
Personalmente hubiera preferido una Tora menos pasiva y rebelde. Una Tora quizás con algo de Céline, la adolescente protagonista que la escandaliza con su maldad en ?Buenos días tristeza?. Pero finalmente la nieve enseña a ser paciente. Cuando no queda más que frío y soledad no queda mucho espacio para la esperanza. Pero, ¿Dios la habrá oído?
?La casa del mirador ciego?, primera novela de Wassmo, fue nominada al Premio de Literatura del Consejo Nórdico y obtuvo el Premio de la Crítica. Es la primera parte de la ?Trilogía de Tora?, con un final más que suficiente para querer leer las próximas novelas de la saga. ¿Una Tora a lo Antoine Doinel? Con la segunda parte Wassmo ganó el Premio de los Libreros y, finalmente, en 1987, el premio del Consejo Nórdico con el último libro de la trilogía, ambos de próxima publicación en castellano.
La casa del mirador ciego
Herbjørg Wassmo
Nordica, 2010