Iván Thays
carátula del libro. Fuente: la ciudad letrada
El diario La Tercera acoge una entrevista al escritor mexicano Daniel Sada a propósito de su reciente libro de cuentos, editado en Anagrama, Ese modo que colma.
Dice la nota:
Con un estilo abigarrado que incluye grandes espacios dedicados al verso octosílabo, heptasílabo y eneasílabo, mediante el cual narra historias de pueblo como la de Rosita Alvez, una chica que vive con su madre viuda y que termina pagando un precio muy caro por fugarse de casa para ir a un baile, el autor norteño ha sido calificado de varias maneras.
Ha sido llamado costumbrista, recreador del realismo mágico, barroco en el desierto norteño, definición esta última atribuida al desaparecido escritor chileno Roberto Bolaño, que era su gran admirador. Todas estas definiciones son negadas con fuerza por Sada.
?El barroco en realidad es culterano, por definición y yo con lo que trabajo es con la oralidad, no hay culteranismo en mi literatura, pero la oralidad sí me impulsa a buscar y encontrar arcaísmos?, dice.
?En una presentación que hizo el escritor Heriberto Yépez el año pasado decía precisamente que no soy todo eso que dicen. Que no soy barroco, ni norteño, ni costumbrista y que en realidad nadie ha acertado a definirme, soy un escritor atípico que no se identifica con todos esos adjetivos que me endilgan?, asegura.
Lo que sí admite Sada es cierta deuda con el irlandés James Joyce, sobre todo por los monólogos a que son tan afectos muchos de sus personajes, fruto ?de un narrador que me invento y que es un poco bobalicón, reflexivo, que increpa a los personajes, se hace muchas preguntas, se responde él mismo?.
?Siempre me interesa un narrador que esté muy cercano a los personajes, casi hombro con hombro?, explica.
Para el autor, que comienza su volumen de cuentos con cinco páginas narradas en verso, ?el cuento como género ha caído en fórmulas estratificadas, la típica fórmula de Maupassant con el final sorpresivo. En cambio la novela ha sido siempre un campo de experimentación?.
?He tratado con mi libro de escapar de todos esos exégetas del cuento que defienden las fórmulas anquilosadas, intentando humildemente hallar nuevas maneras de contar un cuento?.