Iván Thays
Knut Hamsum
Cinco mil documentos, que según el autor decía haber incinerado, han conseguido recrear una biografía documentada del premio Nóbel noruego Knut Hamsun titulada Knut Hamsun. Soñador y conquistador y escrita por su biógrafo Ingar Sletten Kolloen. Al cumplirse 150 años de su nacimiento, el mundo ha decidido recuperar al Hamsun escritor (un escritor tremendo, un auténtico genio) y separarlo de su actividad política a favor de la dictadura nazi. Puede sonar duro, porque aun las heridas y secuelas del nazismo están ahí, vivas, y seguirán vivas por generaciones, pero también debe sonar necesario ese reconocimiento porque, de no hacerlo, nos perderíamos una de las obras fundamentales del siglo XX.
Dice la nota en la Revista de Libros de El Mercurio:
En Knut Hamsun. Soñador y conquistador , Ingar Sletten reconstruye detalladamente la conversación de Hitler con el escritor noruego gracias a las declaraciones de un intérprete alemán que tomó notas durante la entrevista. Con igual fidelidad se reproduce el interrogatorio del magistrado que juzgó a Hamsun después de la guerra por cargos de colaboracionismo y traición a la patria, así como el historial clínico y buena parte del informe psiquiátrico encargado por el fiscal para evaluar la salud mental del acusado.
La ciencia médica, la justicia y el poder político habían encontrado la salida más decorosa para no llevar a la cárcel al octogenario escritor conocido en todo el mundo. ?Es una persona con permanente alteración de las facultades mentales?, dijeron dos psiquiatras en un informe que alimentó la controversia durante años. Era todo lo que necesitaba el fiscal general para declararlo inimputable. Gran parte de la culpa recayó en su esposa, Marie, quien purgó tres años de trabajos forzados. Hamsun gastó toda su fortuna en pagar la indemnización exigida por el Estado, aunque pudo conservar la querida finca de Norholm.
Por su parte, la intelectualidad nórdica procuró disociar en Hamsun al artista del político. Sigurd Hoel, un autor noruego que había luchado en la resistencia antes de exiliarse en Suecia, alegó que el nazismo de Hamsun, cuando aparece, es apenas un ?ligero trazo? en su obra: ?cuerpos extraños, como piedras en un campo cultivado?.
Era el camino seguido por críticos como el danés Jorgen Bukdahl, quien antes de la guerra había asegurado: ?El espíritu de su obra es todo lo contrario al nazismo, es un espíritu basado en un individualismo revolucionario y anarquista, una contundente protesta ante la coacción psicológica de lo que se conoce como comunismo o nazismo?.
Sletten se limita a mostrar tales juicios sin comentarlos, aunque observa que la publicación en 1949 del último libro de Hamsun, Por las sendas donde la hierba crece , un mes y medio después de su nonagésimo cumpleaños, fue bien recibida por la mayor parte de la crítica. ?En ese momento se clavó a golpe de martillo en la opinión pública noruega la dicotomía entre el escritor genial y el político idiota?, apunta el biógrafo.
Discreto, Sletten nunca expresa opiniones personales. Sin embargo, en su epílogo manifiesta: ?Si hay algo que he aprendido con este trabajo es que todos albergamos en nuestro interior contradicciones más peligrosas de lo que imaginamos?.