Iván Thays
colm toibin
Luego de dos novelas espectaculares, The Master y Brooklyn, el irlandés Colm Toibin se dedica a los cuentos en el libro The empty family publicado en EE.UU. por Viking. Antonio Muñoz Molina adelanta la traducción al castellano y comenta en ?Babelia? el libro de cuentos de este extranjero perpetuo, radicado hace décadas en Barcelona pero pendiente del mundo norteamericano e inglés.
Dice la reseña:
Extranjería y disimulo, huida y regreso, lealtad y ruptura, impudor y contención, son los temas que se entrelazan de nuevo en el último libro de Tóibín, The Empty Family,una colección de relatos. Ningún gran músico tiene un repertorio ilimitado. Cada comienzo es otra vez un inmediato sumergirse: Estoy de vuelta aquí. Puedo asomarme y ver el cielo delicado y la línea débil del horizonte y el modo en que la luz cambia sobre el mar. Tóibín escribe sobre gente que se marchó hace tiempo y que vuelve llamada por el remordimiento, o por la nostalgia, o por la enfermedad o la muerte de esas personas queridas que mantienen los lazos y alimentan la culpa del que se atrevió a marcharse. Los detalles del origen o de la huida importan menos que la realidad del desarraigo o que la pesadumbre de un regreso demasiado tardío: una decoradora de cine que viaja desde Los Ángeles a Irlanda para el rodaje de una película; una hija de una familia burguesa catalana que tuvo que irse al exilio y vuelve después de la muerte de Franco; un emigrante paquistaní que no sale nunca de las pocas calles del Raval de Barcelona en las que sucede su vida desterrada y furtiva.
Pero en la deserción también está la libertad: en Barcelona, en 1975, en el carnaval alucinante de las vísperas de la muerte de Franco, el temeroso estudiante irlandés encuentra la temeridad y la desvergüenza del amor. También en Barcelona, en ese presente que a los escritores de ficción españoles nos cuesta tanto llevar a las novelas, el emigrante paquistaní elude la vigilancia policiaca de su comunidad para entregarse al amor de su vida. Y cada uno de ellos afirma con naturalidad su presencia soberana en el mundo. Hace falta mucho talento para que los personajes ocupen del todo el espacio que ha abierto para ellos un autor que no tiene miedo de volverse invisible