
Ficha técnica
El último testamento
James Frey
¿Qué harías si descubrieras que el Mesías viviera hoy? Que viviera en Nueva York.
Que se acostara con hombres y dejara embarazadas a las mujeres. Que ayudar a morir a los moribundos, que sanar a los enfermos. Que desafía al gobierno y que condenar lo sagrado. ¿Qué harías si lo conocieras? ¿Y si cambiara tu vida? ¿Creerías? ¿Sí? El último testamento te cambiará. Te hará daño. Te asustará. Te hará pensar diferente. Vivir diferente. Te encolerizará. Te ofenderá. Abre los ojos al mundo en que vivimos. Hemos esperado dos mil años la llegada del Mesías. Ha estado aquí. El último testamento es la historia de su vida.
James Frey no es como otros escritores. Lo han llamado mentiroso. Fraude. Estafador. Lo han llamado sabio. Revolucionario. Genio. Ha sido denunciado por sus lectores. Abandonado por sus editores a causa de la polémica. Reprendido por presentadoras de televisión y condenado por los medios de comunicación. Tuvo que exiliarse de Estados Unidos y esconderse en Francia. También es un fenómeno superventas. Ha sido traducido a treinta y ocho idiomas y es admirado por lectores de todo el mundo.
Lo que asusta a la gente de James Frey es que juega con la verdad, esa fina línea entre la ficción y la realidad.
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Mariaangeles
No era especial. Solo un chico blanco. Un chico blanco cualquiera. Pelo castaño, ojos marrones, estatura media, peso medio. Igual que otros diez, veinte o treinta millones de chicos blancos estadounidenses. Nada especial.
La primera vez que le vi se acercaba por el pasillo. Al otro lado del pasillo de mi casa había un puso que llevaba un año vacío. Normalmente los pisos de nuestro bloque se ocupan enseguida. Como los subvenciona el gobierno son baratos, para gente que no tiene nada en este mundo y que, aunque siempre estén diciéndonos lo contrario, sabe que nunca lo tendrá. Hay listas de espera. Largas, y no paran de crecer. Pero nadie queria vivir en aquel. Tenía mala fama. El hombre que vivía allí se volvió loco. Antes era normal. Vendía recuerdos frente al estadio de los Yankees y tenía esposa y dos hijos pequeños, monísimos. Luego empezó a oir voces y mierdas de esas y comenzó a despotricar sobre domonios y diablos y a decir que él era lo único que se interponía entre nosotros y el fin.