
Ficha técnica
Título: Tierra de chacales | Autor: Amos Oz | Traducción: Raquel García Lozano | Editorial: Siruela | Colección: Biblioteca Amos Oz 11 | Encuadernación: Rústica con solapas | Dimensiones: 150 x 230 mm | ISBN: 978-84-17151-21-8 | Fecha: 2017 | Precio: 24,95 euros | Ebook: 11,99 euros
Tierra de chacales
Amos Oz
Tierra de chacales, ópera prima de Amos Oz, es una deslumbrante y emotiva colección de relatos inspirados en su mayoría por la vida en el kibutz, escenario ya familiar para todos los lectores del gran novelista israelí, ese microcosmos en el que el destino individual de quienes lo habitan está indisolublemente ligado a la estructura física y social de la comunidad.
Cada una de las ocho historias que conforman el volumen transmite la tensión y la intensidad de las emociones que se vivieron durante el periodo fundacional de Israel: un Estado nuevo con un pasado milenario. Mención aparte merecen «Fuego extraño», verdadera obra maestra de la narrativa breve, que se desarrolla en un hogar de clase media, y «En esta mala tierra», particular exégesis de la leyenda bíblica de Jefté.
Tras su aparición en 1965, la obra recibió el unánime respaldo de la crítica y su autor fue considerado de inmediato como la voz más original y prometedora de su generación, juicio que desde entonces se ha visto corroborado con cada nuevo título del que, probablemente, sea el mejor escritor en lengua hebrea del panorama internacional.
Tierra de chacales
1
Finalmente cesó la ola de calor. Una ráfaga de brisa marina atravesó la sofocante densidad del aire y abrió grietas de frescor. Primero llegaron suaves rachas vacilantes, y las copas de los cipreses se estremecieron de placer, como si, desde las raíces, una corriente hubiese recorrido sus finos troncos.
Al atardecer, arreció el viento de poniente. La ola de calor fue empujada hacia el este, desde la llanura costera hacia los montes de Judá y desde los montes de Judá hacia el valle de Jericó, y desde allí hacia los desiertos de escorpiones al este del Jordán. Parecía que había sido la última ola de calor. El otoño estaba cerca.
Los niños del kibutz inundaron las parcelas de césped con sus estridentes gritos de alegría. Sus padres llevaron hamacas desde los porches hacia los jardines. No hay regla sin excepción, solía decir Sashka. En esa ocasión, él fue la excepción al encerrarse en su habitación para añadir un nuevo capítulo a su libro sobre los problemas a los que se enfrenta el kibutz en los nuevos tiempos.
Sashka era uno de los fundadores de nuestro kibutz y uno de sus más destacados activos. Un hombre fornido, rubicundo y con gafas. Tenía un rostro sensible y agradable, con una expresión de seguridad paternal. La actividad de Sashka era frenética. El agradable viento de la tarde que entraba en la habitación le obligó a poner un cenicero encima de los rebeldes papeles. Una entusiasta honestidad palpitaba en él y pulía sus frases. Los nuevos tiempos, se decía Sashka, necesitan nuevos conceptos. Lo importante es que no nos estanquemos, que no nos repitamos, que seamos enérgicos y estemos alerta.