Iván Thays
Juan Marsé
Caligrafía de los sueños (Lumen) es la nueva novela de Joan Marsé, la primera después de ganar el Cervantes. Una novela que tiene como protagonista a Ringo, un adolescente cuya vida puede asimilarse a la del mismo autor.
Una entrevista de Sergi Doria en el ABC nos trae estas preguntas:
?Esa evocación de sus padres adoptivos, del anticlericalismo paterno y la madre enfermera, el taller de joyería y el tostadero de café donde trabaja el joven Ringo? ¿Estamos ante su novela más autobiográfica?
?Me gustaría decir que todo es inventado. Me gustaría jurarlo. Porque tendría más mérito, y a menudo, más solvencia. Porque en este país, después de lo visto y oído ?y lo que nos queda por ver y oír, me temo?, yo doy más crédito a la ficción que a eso que llamamos realidad. Pero sí, algo de eso que todos hemos convenido en llamar realidad testimonial está en algunos episodios de la novela. Algunas situaciones retocadas, reinventadas, otras tan verídicas y asombrosamente vividas que a mí mismo me cuesta creer que ocurrieran.
?El padre de Ringo es anticlerical y está obsesionado por combatir a las «ratas azules» que infestan la posguerra; pertenece al bando de los vencidos pero su hijo se niega a compartir esa conciencia de la derrota y busca su propio futuro? ¿Rompe esa actitud con anteriores novelas?
?No lo sé. Si mis anteriores novelas fueran claramente autobiografías enmascaradas ?lo son sólo hasta cierto punto?, quizá podría distinguir esa diferencia. Pero creo que no es el caso. Mi padre constituye en varias de mis novelas un cierto subtema: el de una ausencia, una no presencia que de algún modo se nota. El padre ausente está siempre ahí, es una constante, pero nunca el tema central. En «Caligrafía de los sueños» está más presente y activo, pero sigue siendo un personaje del que no hay que fiarse mucho, aunque es un hombre de palabra. En realidad, sigue siendo un fantasma, pero se deja ver más, y sus actos son menos de fiar que sus palabras. Fue un «comecuras» inofensivo, y sobre todo un hombre que estimuló mi imaginación.
?Han pasado diez años desde «Rabos de lagartija», su última incursión en el territorio de la memoria. ¿?Caligrafía de los sueños? es una forma de recapitular su imaginario?
?No me planteé ninguna recapitulación. Volver, por el gusto de hacerlo, a escenarios transitados alguna vez y recrear atmósferas y personajes y algún que otro suceso que ya fueron visitados, no me apetecía en absoluto. La verdad es que yo quería hacer algo distinto, en cada novela me propongo algo distinto? aunque trabajando siempre con lo que alguien llamó «materiales de derribo», de modo que el resultado siempre se parece. Es como aquello de la cerveza de barril embotellada que contaba mi amigo Bryce Echenique: es la misma, pero distinta.