Iván Thays
Harold Bloom
Una nueva versión de El Canon Occidental, pero aplicada al ensayo, es el libro Ensayistas y profetas (El canon del ensayo) de Harold Bloom. José Carlos Mainer hace una reseña del libro -editado por Páginas de Espuma- donde sostiene que, para Bloom, la literatura es un hecho moral, reflejo de la vasta experiencia humana, lo que explicaría el título. Ensayistas como Samuel Johnson, George Steiner, Northrop Frye, RW Emerson, John Ruskin, son mencionados. Pero como todo canon, acá también hay ausencias.
Dice la reseña:
En sus páginas, el autor simplifica irritantemente al escéptico Montaigne y al contradictorio Pascal, pero sabe apuntar una lúcida ?ansiedad de la influencia? en el segundo con respecto al primero. No dice casi nada de interés sobre Kierkegaard, ni sobre Rousseau (aunque concediéndole haber fijado el paradigma de la literatura autobiográfica moderna) y apenas se detiene en La genealogía de la moral, el único libro de Nietzsche que parece haberle interesado. Nos deja a medias de un prometedor tratamiento del legado de Sigmund Freud, se desdeña a Aldous Huxley (que no solo es autor de Las puertas de la percepción y La filosofía perenne), se afirma que Jean-Paul Sartre está pasado de moda y se proclama El extranjero, de Camus, libro ?más liviano de lo que pensábamos? y ?demasiado fácil de interpretar?.
Aunque aceptemos que el ensayo es un género vinculado a la profecía y a una eminente presencia de la moral en la literatura, echamos de menos una reflexión sobre el género en lo que tiene de fagocitación de otras modalidades de escritura -la narración intimista, los modos autobiográficos, la sátira- y, sobre todo, añoramos que nunca se reconoce lo que el ensayismo tiene de risueña proclamación de la profanidad y hasta del placer egoísta: en estos lugares acampan desde Voltaire y Diderot a Bertrand Russell, Ortega, Josep Pla y el trágico Walter Benjamin, por ejemplo. Y esos dominios, nunca frecuentados por Harold Bloom, son los poblados por el escepticismo, el humor, el nihilismo y el agnosticismo, muy honrosa parte del canon de la humanidad.