
Ficha técnica
Mi hermana y yo
J.R. Ackerley
Aunque la lectura de unos diarios siempre deja la sensación de estar invadiendo el espacio íntimo de otro ser humano, existen algunos casos en los que lo revelado es tan personal que sólo podría publicarse de manera póstuma, y sólo bajo el cuidado y selección de un amigo y albacea literario, como hizo Francis King, que seleccionó el material de J.R. Ackerley publicado como Mi hermana y yo. En estas páginas, Ackerley no escatima para describir con crudeza, casi con visceralidad, su tortuosa y fascinante relación con su hermana Nancy, terriblemente sola y celosa de la tía Bunny, al grado de intentar suicidarse para atraer (infructuosamente) la atención de su hermano Joe.
«Ackerley es uno de los mejores escritores autobiográficos del siglo, su fama es discreta pero basta leer uno de sus libros para que la pregunta surja entre signos de exclamación: ¡¿Cómo es posible que nadie me hubiese hablado antes de él?! Tan misterioso, cabría decir, como que este libro continuara inédito todavía en español, a pesar de ser uno de los testimonios más escalofriantes sobre cómo se articula nuestro mundo sentimental en torno a los vínculos de familia». Andrés Barba
Sartre comentó en una ocasión, y con especial lucidez, que uno de los privilegios del amor era el de poder sentir la soledad ajena con la misma intensidad que si se tratara de la propia, una frase que cualquier persona enamorada podrá suscribir de inmediato, pero no es menos cierto que esa frase también podría decirse, sin la intervención del amor en este caso, de muchos de nuestros familiares, especialmente de los más cercanos, y muchas de esas veces no precisamente como un elogio, sino como un auténtico infierno. Dos personas que se detestan pueden verse condenadas a estar juntas por muchos más motivos de los que se podría creer a primera vista, y en el fondo de todo gran odio existe también, qué duda cabe, una impetuosa fascinación. Estos diarios editados por Francis King son una de las demostraciones más impresionantes (para encontrar paralelismos en la literatura testimonial uno tendría que recurrir a nombres como Pavese, Thomas de Quincey o Cheever) en los que el más común y ordinario de los temas (la relación con una hermana a la que se detesta) puede convertirse en el más hipnótico tour de force. Ackerley es uno de los mejores escritores autobiográficos del siglo, su fama es discreta pero basta leer uno de sus libros para que la pregunta surja entre signos de exclamación: ¡¿Cómo es posible que nadie me hubiese hablado antes de él?! Tan misterioso, cabría decir, como que este libro continuara inédito todavía en español a pesar de ser uno de los testimonios más escalofriantes sobre cómo se articula nuestro mundo sentimental en torno a los vínculos de familia.