Jean-François Fogel
Los grandes problemas de ciencias políticas comparten un rasgo común: no tienen solución. En otras palabras: son problemas que obligan a vivir sin tener una solución. Casos de Medio Oriente, del País Vasco, de Osetia, para citar unos ejemplos de violencia reciente o actual. Casos de personas que conviven en un territorio sin tener la capacidad de convivir en paz. Es el caso de Bolivia o mejor dicho de las Bolivias pues el resultado de las votaciones del domingo permite comprobar la existencia de dos países: el territorio de los Andes, que se reconoce en el presidente Evo Morales, y la llamada "media luna", donde prefectos (gobernadores) elegidos sobre programas de construcción de la autonomía son confirmados en su cargo.
Si ponemos aparte el caso de los departamentos de Oruro y La Paz, cuyo resultado desconozco en el momento de escribir, vemos un país estable en su implacable división. Un apasionante sondeo de Equipos Mori lo decía de manera completa antes de empezar el año 2008: Bolivia, de manera general, quiere mantener a Morales pero no reconoce la legitimidad de "su" constitución votada en un recinto militar y sin presencia de la oposición. Hace unos meses, leí un post pre-referéndum revocatorio que vale la pena releer hoy: "Voy al grano. A las conclusiones. Primera: el referéndum revocatorio no resuelve la crisis política, ni siquiera la atenúa. La extiende, la posterga, la traslada unos meses para que los actores ganen tiempo y busquen que el pueblo decida, ¡como si el pueblo supiera lo que quiere!"… Este texto lo dice todo de manera muy acertada sobre el carnaval electoral, incluyendo lo que se afirma sobre el desprecio a las mujeres.
Ahora, nadie lo puede negar, lo prometido por las encuestas corresponde a lo que decían los estudios de fondo, que no es diferente del resultado de los votos: Evo Morales es presidente de un país que no existe. Un informe (en inglés) de George Gray Molina es quizás la lectura ineludible de este lunes. Otra vez, claro, es un aporte de Inter-American Dialogue, la organización que sigue siendo imprescindible para mirar a América Latina. Más allá de la descripción de la larga marcha a la polarización (definida con gran precisión en este documento) se repite en el último párrafo los dos puntos que nadie puede borrar de la agenda del país: participación real de los indígenas en la vida política y autonomía real de los departamentos responsables del desarrollo económico. Evo Morales es la cara y la figura del primer punto y el obstáculo aparente al segundo. El presidente confirmado en su cargo es a la vez la solución y el problema de las Bolivias.