
Yoga para los que pasan del yoga
Geoff Dyer
Yoga para los que pasan del yoga es una suerte de paseo frenético a través de la mente del autor como viajero del mundo. En once capítulos, Dyer narra vívidamente los detalles de una década de pasión por los viajes. Pero no se queda solo ahí, ya que este conjunto de crónicas son más psicológicas que geográficas. De Amsterdam a Camboya, de Roma a Indonesia, de Nueva Orleans a Libia, de Detroit a Ko Pha-Ngan, Geoff Dyer nos deleita con una suerte de arqueología de materiales literarios e inolvidables imágenes.
Yoga para los que pasan del yoga ganó el premio WH Smith al mejor libro de viajes 2004.
COMIENZO DEL LIBRO
En 1991 viví una temporada en Nueva Orleans, en un piso de la avenida Esplanade, justo detrás del Barrio Francés, donde de vez en cuando matan a algún turista británico por negarse a entregar su cámara de vídeo a los chorizos adictos al crack que viven y trabajan por los alrededores. Jamás tuve ningún problema -tampoco he tenido nunca cámara de vídeo-, a pesar de que iba andando a todas partes a cualquier hora.
Había decidido instalarme en Nueva Orleans después de pasar por la ciudad con una novia de camino a Los Ángeles desde Nueva York. Teníamos que entregar un coche, y aunque normalmente solo se te permite sumar unos cientos de kilómetros a los que llevaría cruzar el continente en línea recta, no habían apuntado el kilometraje original del vehículo y, por tanto, avanzábamos en zigzag por el país, superando en varios miles de kilómetros la distancia normal del viaje y dejándonos la piel en el proceso. En el curso de este frenético itinerario habíamos pasado una única noche en Nueva Orleans, pero nos pareció -y me refiero al Barrio Francés, no a la ciudad en su conjunto- el lugar más perfecto del mundo, así que me juré que en cuanto volviera a tener algo de tiempo libre regresaría. Hago esta clase de juramentos continuamente y no los respeto, pero en esta ocasión, al año de haber pasado por allí, regresé a Nueva Orleans para instalarme durante tres meses.