
Ficha técnica
Contra la memoria
David Rieff
En esta candente y polémica obra el prestigioso intelectual estadounidense David Rieff eleva un argumento contra nuestra pasión por el pasado. Analiza cómo la memoria colectiva sirve a la historia más nacionalista, y en su extremo, cómo la memoria de horrores pasados enciende profundos odios étnicos, violencia y guerras. Las matanzas que Rieff presenció en Bosnia tiñó de sangre para siempre la idea del recuerdo. Este libro es el resultado de esa experiencia.
Al cuestionar esa idea central de muchas sociedades, Contra la memoria provocará un debate tan difícil como necesario.
«Este polémico libro es una lectura esencial para cualquiera que se interese por la ética, la política y la situación contemporánea del hombre».
John Gray
I
Sus huellas en las arenas del tiempo
El poema de Laurence Binyon, «Por los caídos» («For the Fallen»), se publicó por primera vez en el Times de Londres el 21 de septiembre de 1914, seis semanas más tarde del comienzo de la Primera Guerra Mundial.A veces se insinúa que Binyon, un
poeta e historiador distinguido (conservador de grabados y dibujos orientales del Museo Británico cuando estalló la guerra), había escrito el poema desconsolado por cuantos habían muerto ya o estaban abocados a la muerte. Pero semejante interpretación carece de fundamento. Binyon simplemente no podía saberlo, aunque no fuera sino porque hasta la primera batalla de Ypres, todavía un mes antes de que se librara, la gente de su país comenzó a darse cuenta del coste en vidas británicas y de la mancomunidad de naciones que la guerra les había obligado a pagar. En realidad, «Por los caídos» es un poema patriótico clásico, mucho más próximo al espíritu de «dulce et decorum est pro patria mori» («es dulce y honorable morir por la patria») de Horacio -el verso estaba en efecto grabado en una pared de la capilla de la Real Academia Militar de Sandhurst en 1913- que a la obra de los grandes poetas militares británicos como Wilfred Owen, que a su vez se apropiaría del lema en uno de sus poemas mayores, aunque solo para calificar el «dulce et decorum est» de «vieja mentira».
Que semejante conocimiento prometeico no estuviera al alcance de Binyon semanas antes del estallido de la guerra no es motivo de deshonra. Demasiado mayor para prestar servicio en las trincheras, no fue óbice para ofrecerse de ordenanza voluntario en un hospital del frente occidental en 1916, lo cual no era poca responsabilidad.Y su poema ha perdurado. «Por los caídos» sigue siendo hasta el día de hoy el poema conmemorativo casi oficial, leído en las ceremonias que honran la memoria de los muertos tanto de la Primera como de la Segunda Guerra Mundial en el Reino Unido, Canadá,Australia y Nueva Zelanda. La cuarta estrofa, la más conocida, dice:
No envejecen, como los que a envejecer quedamos: no los cansa la edad, ni los condenan los años.Cuando se ponga el sol y también por las mañanas los recordaremos.