Jean-François Fogel
Desde París, la lectura de los votos del domingo pasado no puede ser más sencilla: en Rusia, ganó un dictador, Vladímir Putin; en Venezuela, perdió un demócrata, Hugo Chávez Frías. Al reconocer su derrota, el líder bolivariano hizo mucho para recuperar frente a la opinión francesa una figura más aceptable. Tampoco se le niega una parte del resultado obtenido en el caso Betancourt: unas pruebas de vida con un vídeo y una carta. Al final, es una actitud muy francesa: el que sube, baja, pero cuando empieza a perder, recupera una figura simpática. Claro que la información sobre lo que pasa y lo que pasó en Venezuela es malísima. Nadie sospecha en Francia como en muchos otros países el inmenso fracaso económico del poder revolucionario venezolano (abastecimiento fatal, inflación, producción de petróleo plagado de problemas).
Para entender lo que pasa en Venezuela, lo mejor es saber lo que se dice dentro del campo chavista, como en el portal Aporrea se dedica a apoyar la "comunicación popular para la construcción del socialismo del siglo XXI". Aquí está una mera muestra de lo que se puede leer dentro de las contribuciones de chavistas:
« Muchos de nuestros personeros han perdido su humildad y por allí los vemos montados en sus Hoomers o en sus lujosos 4×4, algunos de los funcionarios con cargos de relevancia (no todos para no caer en generalizaciones) andan por allí en lujosos restaurantes, tomando whisky 18, mirando al resto de los ciudadanos por encima del hombro y llegando a convertirse en una nueva clase social (aunque nos duela reconocerlo). (… ) Otro de los argumentos y las cosas que ocurrieron fue el desabastecimiento, muchas madres por desinformación o poca formación política decían que votarían No, por no encontrar leche para sus hijos.»
«Que vinieran médicos cubanos a llevar atención y salud donde nunca el Estado tuvo presencia y donde muchos médicos venezolanos no estaban dispuestos a llegar, fue un gran acierto; pero invadir todas las misiones, ministerios y hasta la propia Fuerza Armada, de "asesores" cubanos profesándoles una admiración reverencial porque ellos "sí saben hacer y sostener revoluciones", rayó en la ridiculez y la vulgaridad. Por una parte se criticaba duramente la injerencia imperial de los EE.UU, por la otra les entregamos hoteles, despachos, celulares, vehículos, "estipendios", millardos y una buena dosis de dignidad a hermanos cubanos que venían a manifestar su solidaridad y terminaron dictándonos lecciones de "hombres nuevos".»
«El resultado de la consulta pasa también por el desamparo y orfandad con que muchos gobernadores y alcaldes que pertenecen al oficialismo han tratado al pueblo. Pareciera que muchos de ellos les preocupa más la figuración y el vedetismo político que acercarse a las comunidades.»
En el portal de periodismo ciudadano Periodismo digital se reproduce una entrevista con Vladímir Villegas, vice-ministro de relaciones exteriores, publicada por el diario El Nacional, que ayuda a medir las divisiones dentro del chavismo : «Nosotros, como revolucionarios, dice el miembro del gobierno, tenemos muchas cosas que discutir. Chávez tiene que entender que la reflexión es de todos. Él tiene que escuchar las reflexiones de nosotros. El Presidente necesita estar acompañado de gente que le diga las cosas.»
Al contar la noche de los resultados, el mismo diario El Nacional, citado por Periodismo digital, pone bien claro la naturaleza del poder en Caracas: es un poder militar. Es con el alto mando militar, o más bien sometido al alto mando militar, que Chávez toma ahora sus decisiones. Una frase como «Un general se levanta y, luego de expresar su respeto al comandante en jefe, le advierte que la Fuerza Armada no saldría a reprimir a la población» parece una citación de las novelas de presidentes, caudillos y dictadores que ocupan tanto espacio en lo mejor de la literatura de América Latina. Existe el chavismo político, pero existe también la vieja historia de un militar que no puede ignorar la tradición de los cuartelazos. El teniente-coronel (verdadero rango del presidente en el final de su carrera militar) ya camina en su laberinto.