Jean-François Fogel
Prisión perpetua (Anagrama), el último libro del escritor argentino Ricardo Piglia es doble. Comprende dos historias, una epónima del libro y otra titulada Un encuentro en Saint Nazaire. Son historias gemelas que se cruzan de una manera extraña y eficiente. Piglia es un gran novelista y un teórico de la literatura. Lo interesante es cómo práctica ambas disciplinas a la vez. Vivir, escribir, escribir para vivir y vivir para escribir son los puntos de definición de sus creaciones obsesionadas por el arte de narrar.
“Narrar, hace decir Piglia a un personaje suyo, es como jugar al póquer, todo el secreto consiste en fingir que se miente cuando se esta diciendo la verdad.” La verdad en la segunda historia no permite ningún desmentido: Piglia pasó unos meses en Saint Nazaire, un puerto al oeste de Francia, donde el río Loire desemboca en el océano Atlántico. Su apellido aparece en la larga lista de los artistas latinos que pasaron tres meses en la Maison des auteurs etrangers et traducteurs (MEET) (Casa de los autores extranjeros y traductores).
La MEET es una institución aparte. Se trata en realidad de un apartamento ubicado en la décima planta de un edificio llamado el “building” frente al puerto. Saint Nazaire es una ciudad que no puede ser hermosa o fea, pues es meramente agua y cielo. Cada tres meses, un artista entra en esta mezcla de agua y cielo al recibir una invitación para vivir gratuitamente en el MEET. En este momento, una poeta romana Letitia Llea vive donde vivió Piglia en otra época.
El MEET hace coloquios, publica una revista anual, entrega premios pero su vida básica, según la invención de su creador, el alcalde Joël Batteux, es la lenta permuta de los artistas en la décima planta del “building”. Este movimiento lleva ya 20 años: 145 artistas de 55 países pasaron por el MEET.
El 15 de noviembre empieza un coloquio sobre el aniversario. Ya sabemos lo que será la conclusión: son 20 años de apoyo a la literatura que salieron bien menos en el caso, literario, de Piglia. Su idea: Stephan Stevenson (apellido de ficción), que ocupaba el piso de la décima planta antes de su llegada se va pero no se va. Se va, pero hace lo necesario para determinar todo lo que va a ocurrir después con el visitante argentino a menos que éste sea paranoico.
Escribir es crear una realidad y, a veces, hay creaciones perfectas. Prisión perpetua es Piglia en su mejor momento: a la vez novelista y teórico sobre la literatura, entregando una orgía de definición. Una explica el título: “La novela moderna es una novela carcelaria. Narra el fin de la experiencia. Y cuando no hay experiencias, el cuento avanza hacia la perfección paranoica.”