Jean-François Fogel
Siguiendo con la idea de la lista, después de los doce Premios Nobel de Literatura judíos, ahora viene la lista de los cien genios. Es una lista producida por Synectics, una de estas empresas de asesores que cobran demasiado por cambiar la manera de ver el mundo. En este caso, me encanta la manera de ver al mundo olvidando la vieja cultura en una búsqueda renovada de lo que es un genio. Hablé en este blog de Afterpop, un libro de Eloy Fernández Porta sobre la literatura de la implosión mediática. Es con la misma actitud (es decir, reconociendo que no se puede considerar a la cultura de la misma manera después de la generalización de la televisión y de la imagen) que debemos mirar a la lista de los cien genios contemporáneos producida por Synectics.
Claro que para producir una lista como ésta hay que definir los criterios del genio. En este caso son cinco:
1. Modificación de paradigma (hay un antes y un después de la actividad genio en la manera común de mirar al territorio de su creatividad).
2. Audiencia popular (un genio desconocido no tiene impacto, claro).
3. Potencia intelectual (¿Cuál es la capacidad de procesar operaciones del genio?).
4. Obra (el genio no puede ser una mera promesa).
5. Importancia cultural (No se hace algo genial si no se modifica la cultura humana).
Utilizando estos criterios, se armó una lista sorprendente encabezada por un químico y el inventor de los protocolos de comunicación en Internet. Me parece imprescindible leerla pues tiene una gran credibilidad y no se parece a la lista que podríamos sacar de una lectura de periódicos (nadie supera a los periodistas en el conformismo). En el mero caso del oficio de escribir, aparecen doce genios en la lista:
– Dario Fo
– Nicholson Baker
– Geoffrey Hill
– Seamus Heaney
– Harold Pinter
– Philip Roth
– Margaret Atwood
– Stephen King
– Annette Baier
– Jim Fosse
– Graham Lineham
– JK Rowling
Todos escriben en inglés, sí, pero esto no cambia nada la novedosa orientación de la mirada. Hay tres premios Nobel, sí, Fo, Heaney y Pinter, pero ¿quién conoce de verdad a Nicholson Baker o Graham Lineham? Siempre, mirando a la cultura, buscamos más de la misma cosa, personas que producen texto e ignorando a los que producen códigos. Gran oportunidad para cambiar de paradigma.