
Ficha técnica
Título: Renacida. Diarios tempranos, 1947-1964 | Autor: Susan Sontag | Prólogo: David Rieff | Traducción: Aurelio Major | Editorial: Mondadori | Colección: Literatura Mondadori | Género: Ensayo | ISBN: 9788439722144 | Páginas: 224 | Formato: 14 x 23,8 cm. | Encuadernación: Tapa dura | PVP: 20,90 € | Publicación: Abril de 2011
Renacida
Susan Sontag
Renacida es un libro extraordinario donde convergen todas las características propias de la escritura de Susan Sontag: extrema seriedad, autoridad asombrosa e intolerancia hacia la mediocridad, pero que, sin embargo, incluye algo a lo que no tenía acostumbrado a sus lectores: vulnerabilidad. Los amigos íntimos de la escritora sabían que, paralelamente a su obra literaria y ensayística, Sontag escribía regularmente un diario desde los catorce años, edad en la que comenzaron estos escritos y en los que ya brillaba por una inteligencia audaz y una sed de experiencia y cultura; aunque, lo más interesantes es ver como Susan Sontag se convierte en una de las mentes más privilegiadas y destacadas del siglo XX. En estos extractos, cuidadosamente escogidos por su hijo, Sontag revela el curso de sus pensamientos, sus lecturas abundantes, su vida como estudiante adolescente en Berkeley, su matrimonio con David Rieff y el nacimiento de su único hijo a los 18 años, sus años posteriores en Inglaterra y Europa, cuando comienza relaciones lésbicas intensas que la llevarán a replantearse sus nociones de sexo, amor y maternidad, y todo antes de cumplir los 30 años. Renacida es el primero de tres volúmenes que publica ahora Literatura Mondadori.
«Afirmar que estos diarios son reveladores es un drástico eufemismo. Uno de los principales dilemas en mi decisión de publicarlos ha sido que, al menos en la última etapa de su vida, mi madre no fue en ningún sentido una persona proclive a la confidencia. En particular evitaba hasta donde le era posible, sin negarla, toda referencia a su homosexualidad o todo reconocimiento de su propia ambición. Así que mi decisión sin duda viola su intimidad. No hay otra manera de describirlo con imparcialidad. […] El criterio de selección fue determinado en parte por mi impresión de que la crudeza y el retrato sin retoques que estos materiales presentan de una Susan Sontag joven, que de modo consciente y con determinación acometió la creación de una identidad que deseaba, era el aspecto más fascinante de los diarios. Por ello decidí titular este volumen Renacida, procedente de una frase que figura al comienzo de los primeros diarios, pues me parece que compendia lo que mi madre fue a partir de su infancia.» David Rieff
1947
23/11/47
Creo:
(a) Que no hay un dios personal o vida después de la muerte
(b) Que lo más deseable en el mundo es la libertad de ser fiel a uno mismo, es decir, la Honradez
(c) Que la única diferencia entre los seres humanos es la inteligencia
(d) Que el único criterio de una acción es su efecto último en la felicidad o infelicidad de una persona
(e) Que está mal privar a cualquiera de la vida
[Faltan las entradas «f» y «g».]
(h) Creo, además, que un Estado ideal (además de «g») debería ser fuerte y centralizado con control gubernamental de los servicios públicos, los bancos, las minas,+el transporte y la subvención de las artes, un salario mínimo satisfactorio, ayuda a los discapacitados y anciano[s]. La asistencia del Estado a las mujeres embarazadas sin distinciones como las de hijos legítimos+ilegítimos.
1948
13/4/48
Las ideas perturban la nivelación de la vida
29/7/48
…Y ¿qué es ser joven en años y de repente ser despertada a la angustia, al apremio de la vida?
Es ser alcanzada un día por las reverberaciones de los que no nos siguen, salir a trompicones de la selva y caer a un abismo:
Es entonces estar ciega a los defectos de los rebeldes, añorar con pena, cabalmente, todos los opuestos de la existencia infantil.
Es la impetuosidad, el entusiasmo desenfrenado, inmerso de inmediato en un torrente de desprecio propio. Es la cruel toma de conciencia de la propia presunción…
Es la humillación con cada desliz de la lengua, las noches insomnes ensayando la conversación del día siguiente, y atormentarse con la del día anterior… una cabeza inclinada entre las propias manos… es «dios santo, dios santo»… (en minúscula, por supuesto, porque no hay dios).